Juan Fº Glez Tejada
Hace tiempo, ya casi más de 13 años que desde mi subjetivo punto de vista personal creo que es la vivienda el mejor arma de sometimiento al sistema..
Me he decido a escribir este articulo después de sentir la segregación de jugos gástricos al escuchar las palabras de nuestro presidente de Gobierno respecto del precio de la vivienda, en lo que se supone que es la expresión política de la democracia, EL PARLAMENTO, diciendo que "si se pagan los precios de las viviendas es porque alguien tiene el dinero para pagarlos.. Y desde estas paginas del azul proletario yo le contesto que SOLOS LOS NECIOS EQUIVOCAN VALOR CON PRECIO. Porque es eso precisamente lo que nos pasa a los que nos vemos abocados a hipotecar nuestras vidas, nuestra libertad, nuestra dignidad, al pagar un precio de USURA, por algo cuyo valor es esencial, vital, de primera necesidad para el hombre, como lo es su techo. Y a eso se llega porque el Estado, ese instrumento social de construcción de la nación, permanece impasible. Más acertado que impasible seria calificarlo de útil colaborador de los poderosos, en grave perjuicio de la libertad, y en función del detrimento de esta, en grave perjuicio de la dignidad del hombre, de la familia como elemento esencial de la cohesión y estabilidad social.
El precio de la vivienda es el mas eficaz de los poderes fácticos, en beneficio de un sistema que no se si cree o no cree en el hombre como eje de su funcionamiento, pero cuya realidad social es que utiliza al hombre como pieza, como materia, valorado muy por debajo del capital y sometido a este.
El valor de la vivienda viene teniendo como efecto social unido a los abusos que por norma supone el capitalismo respecto de los derechos que el trabajador tiene, un sometimiento al yugo capitalista sin solución de discontinuidad, porque el tiempo de pago se alarga en las grande urbes tanto como la vida laboral que podemos soportar los trabajadores y que el mercado laboral nos ofrece.
Pero si lo anterior tiene importancia para libertad del hombre, para una sociedad de hombres libres, lo es aún más que la edad en que son precisos los máximos esfuerzos para el pago de esa vivienda es la edad en la que el hombre, las personas, podemos hacer valer nuestro vigor revolucionario, nuestro vigor vital, nuestro vigor físico, contra un sistema que nos somete. Un sistema que, sabedor que el sometimiento por la fuerza bruta en la sociedad actual no funcionaria, ha diseñados armas sutiles de sometimientos que pasan inadvertidas, para la generalidad de los mortales, provocando menos rechazo social que los continuaos decretazos, cuando en cambio la perdida de libertad, y dignidad que provocan es absoluta. Hoy la vivienda es por su precio la mejor condena diseñada contra la contestación social a los abusos de derechos y ejercicio de las tan proclamadas libertades. Es hoy la vivienda una cárcel sin funcionarios donde la comida no la paga el Estado, pero en la que los ocupantes tiene de facto restringidos los derechos laborales. ¿Quien se atreve a exigir sus derechos si sabe que necesita mas de media vida laboral para pagar su techo?
Por estas cosas y muchas como estas Somos Muchos y Seremos Mas.