Celebramos el primero de mayo simbólico, recuerdo de la lucha de los trabajadores por unas condiciones humanas y dignas en el trabajo.
Los años de lucha no fueron estériles y las condiciones de vida de la clase trabajadora mejoraron y los avances conseguidos fueron algo digno de celebrarse y por eso se celebra el primero de mayo.
Hoy los trabajadores, que son todos los que deben ganarse la vida con su esfuerzo y colaborando con la sociedad, necesitan algo más que un listado de reivindicaciones. Es muy ingenuo pensar que hoy pueden simplemente reclamarse derechos y mejoras, sin querer darse cuenta de que las condiciones generales de la economía, las condiciones generales del país no permiten mejora alguna. Nuestros representantes sindicales, que solo lo son porque ellos así se definen, lo saben. Lo saben pero no están dispuestos a ponerle el cascabel al gato. Tal vez sea porque ellos, a diferencia de todos nosotros, los que no vivimos de la política, si tienen garantizado el puesto de trabajo y la jubilación.
Los trabajadores hoy, que somos la sociedad completa, necesitamos reivindicar sobre todo, nuestra propia capacidad para decidir, hurtada hoy por los políticos, los banqueros y claro está, nuestros propios “representantes sindicales” perfectamente integrados en el sistema capitalista.
Pidamos nada menos que el cambio de modelo, empezando por la implantación de una verdadera democracia, donde las personas puedan decidir, tomar medidas contra los políticos corruptos o que mienten, que es tanto como decir casi todos, o promover un sistema diferente de organizarse. Esa debería ser tal vez la única reivindicación para este primero de mayo. Más y mejor democracia.
Sin dar un primer paso en pos de un nuevo escenario superador de la dictadura de los partidos políticos y la banca y estableciendo un nuevo marco de discusión y consenso, no llegaremos a ninguna parte. Y eso, porque hoy por hoy, las reivindicaciones políticas y sociales de una parte cada vez más importante de la sociedad española y del resto del mundo, simplemente no tienen cabida en el corsé apretado y opresor de un tinglado montado por la casta y que solo sirve para perpetuar el poder de ese uno por ciento que somete a los demás.
¿Pediremos hoy que no se congelen los salarios, o preferiremos reclamar nuestro derecho a decidir que en nuestro futuro, las relaciones económicas puedan basarse en algo diferente al pago de un salario?
¿Vamos a salir a la calle a pedir que se nos respete la antigüedad en nuestras empresas o vamos a reclamar que se tomen las medidas necesarias para garantizar que el objetivo del gobierno sea solventar los problemas de las personas desfavorecidas antes que cumplir las expectativas de la Troika?
¿Seremos capaces de entender que vale más reclamar hoy libertad para decidir cambiar, que intentar que un sistema extenuado y decadente, nos vuelva a comprar con las migajas del festín? ¿O es que pensamos que realmente se han dejado de dar el festín? Los poderes, que no son solo los que elegimos en esta mala imitación de democracia, que es la partidocracia, carente de cualquier sentido de libertad, siguen ahí, recogiendo beneficios a costa de la desgracia de los demás.
Sin soberanía, no saldremos adelante.
Levanto mi voz hoy para celebrar el primero de mayo, sin duda y rendir homenaje a los mártires de la clase trabajadora allá donde pusieron su alma en la lucha, pero también para decir bien alto, que somos muchos los que creemos que hoy es el mejor día del año para reclamar nuestra libertad de decidir y de componer un futuro donde el único soberano sea el pueblo trabajador.
Porque soy de los que creen que todos los días son primero de mayo.
Enrique Antigüedad Sánchez.
Secretario Nacional de Falange Auténtica