Somos trabajadores y, porque lo somos, sabemos que el primero de mayo sigue siendo una fecha con un profundo sentido social.

Hartos de ver como avanza imparable el neoliberalismo como formula económica global, no necesitamos ser demasiado avispados para darnos cuenta de que el damnificado de todo este proceso sigue siendo el trabajador.

La mano de obra es el factor económico más despreciado. Los que ofrecen trabajo saben que el trabajador tiene el mal vicio de comer y, en la mayor parte de los casos, incluso de mantener a sus familias. El trabajador depende de su trabajo y por ello las condiciones laborales siguen siendo, en definitiva, resultado de las políticas de intereses de los poseedores del capital, que juegan su baza de manera ventajosa. Y las ventajas son muchas, cada día más.

Encabezados por el representante de Falange Autentica de Onil, Carlos Bodí, un pequeño grupo de camaradas de Alicante han asistido durante el día de hoy a las concentraciones sindicales de trabajadores de esta población dedicada mayoritariamente a la industria juguetera.

Durante la jornada, que ha transcurrido sin ningún incidente, hemos podido comprobar una vez más que los trabajadores son receptivos al mensaje falangista y que en aquellos lugares donde los prejuicios dejan paso al conocimiento personal de nuestros camaradas, la convivencia no sólo es posible, sino que de ella salen claramente reforzadas las posiciones de Falange.

Lo sabemos pero cada día nos vemos obligados a ponerlo en duda.

De nuestro esfuerzo productivo dependen nuestros ingresos, y de estos todo lo demás. Nuestra capacidad para consumir, para educar a nuestros hijos, para llevar una vida digna. Trabajando obtenemos todos los recursos con los cuales es posible seguir vivo. Fuera de eso está la caridad, la compasión de una sociedad que, no sabiendo procurar a cada persona un puesto de trabajo que esa persona en particular pueda desempeñar para "ganarse la vida, le da al desgraciado, recursos para poder sobrevivir a pesar de no poder trabajar. Y esto de manera cada vez más escasa, gracias a políticas tan de fenómenos como el déficit cero o la progresiva liberalización de la economía.