Despido más barato.... a cambio de empleo más precario. Así puede resumirse la última reforma laboral aprobada por el Gobierno "socialista con el acuerdo de las organizaciones empresariales y sindicatos.

33 días de indemnización por año trabajado en caso de despido (antes eran 45) y contratación indefinida (¡valiente eufemismo!) tras dos años en situación de eventualidad (hasta ahora, en muchos sectores, a los 6 meses se hacía por Ley, en muchos sectores, el contrato indefinido).

Como "contraprestación los empresarios ven reducidas sus cuotas al Fondo de Garantía Salarial y la Seguridad Social, que serán asumidas por los Presupuestos Generales del Estado... La ciudadanía, pagando las contribuciones patronales, hablando en román paladino.

Y las centrales sindicales se aseguran una vía indirecta de financiación a través de un aumento de las subvenciones a los cursos de Formación Continua que, como es conocido, son una puerta abierta a la corrupción y al fraude.

Quienes concebimos a los sindicatos como los instrumentos de ataque y defensa del proletariado en tanto no concluya la lucha de clases, echamos de menos un sindicalismo auténtico, verdaderamente democrático y libre de imposiciones gubernamentales que por su dependencia económica de las subvenciones de la administración pública, lo han convertido en meros aparatos de gestión burocrática insertos en la superestructura capitalista.

La reconstrucción de ese sindicalismo auténtico es uno de los ejes de trabajo para la construcción de una sociedad mejor y más justa, una de las tareas pendientes de nuestra democracia que haga posible la consecución de la Justicia Social de la mano de sus protagonistas. Un reto que contará con el apoyo decidido y constante de los nacionalsindicalistas auténticos.


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