Se ha ido casi en silencio, poco a poco, como no queriendo molestar; el padre, el hermano, el compañero, el hombre... Su maltrecho corazón y la enfermedad lo apartan ahora de sus pasiones; pero el recuerdo de su generosidad y caballerosidad nos acompañará siempre. Carmelo deja tras de sí una estela, un legado marcado por una profunda, casi patológica vocación de servicio a los demás; a cualquier hora, en cualquier circunstancia y de cualquier manera. Lo importante eran los demás, casi nunca él mismo. Poco tiempo le quedaba al día para su afición a las lecturas históricas, sus perros y aquellas viejas películas del Oeste.

Con 60 años y una amplia trayectoria como funcionario del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife en distintos servicios, Carmelo fue el impulsor de ese grupo de hombres y mujeres que hoy componen la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil. Un colectivo de indiscutible importancia para el municipio capitalino, y que cada día demuestra como en esta sociedad aun perviven valores como la solidaridad y la entrega desinteresada a los demás.

carmelo

De hecho, Carmelo fue el funcionario que, casi desde la nada, tomó las riendas del voluntariado en materia de protección civil. Sin apenas recursos, pero con una energía y una constancia vitales inexplicables se empeñó desde el año 2000 en esta tarea. Sirva como ejemplo que la mayoría de las jornadas, tras cumplir con su horario laboral, de 8 a 3, almorzaba algo, y se embarcaba en labores de apoyo y coordinación de los voluntarios acompañándoles a todos los servicios hasta la misma frontera de la madrugada. Cientos de noches dedicadas a proteger nuestro Carnaval; las festividades populares; de llevar alimentos a los más necesitados; de sacar de excursión a nuestros mayores; cabalgatas de Reyes, eventos deportivos... y también de momentos duros, como todo lo relacionado con las lluvias torrenciales del 31 de marzo, donde él y sus voluntarios, como siempre y hasta ahora, lo dieron todo por las gentes de Santa Cruz.

Chicharrero por los cuatro costados, aunque de ascendencia malacitana por parte de sus padres, Camelo viajó de casa en casa por buena parte de la Península hasta que casi cumplió los ocho años y su padre fue trasladado definitivamente a Tenerife. Esa experiencia fraguó su particular y muy clara idea de lo que era y es este país, porque Carmelo también mantuvo, lejos de debates estériles y etiquetas históricas no del todo exactas, una militancia política, ajeno a los totalitarismos pero cerca de las ideas de Falange Auténtica. Vivió defendiendo valores de unidad, justicia y libertad, siendo crítico con las clases políticas dirigentes y apoyando a los desfavorecidos... Esas eran algunas de las cuadernas del barco de su vida que ahora emprende el camino, pone el rumbo hacia otros mares. Y se marcha lejos, de sus dos hijos, sobre todo de Luis; de los tres hermanos que mantienen la saga familiar y de todos sus amigos y compañeros que no podrán olvidarle. A todos ellos ánimo y fuerzas para mantener vivo su legado de entrega y generosidad. A ti Carmelo, buen viaje y, aunque no te guste, solo darte las gracias.

Félix Díaz Hernández.

Jefe de Prensa del Área de Seguridad Ciudadana y Vial.

Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.

 

Publicado en los periódicos EL DÍA y DIARIO DE AVISOS el 10 de Agosto de 2011.