¿Qué propuesta tiene Falange contra el populismo y la demagogia del sistema oclocratico (mal llamado democratico) actual?
- Preguntas enviadas por J.R.
Empezar de cero, aprender de los errores y protegerse del lado oscuro del poder.
En Falange Auténtica no creemos estar bajo el yugo de un régimen oclocrático (gobierno de las masas) sino oligárquico (gobierno de unos pocos privilegiados). Las masas nunca se habían mostrado tan dóciles al poder de una minoría como en nuestros días, ni tan sumisas. La habilidad de la oligarquía para camuflar su poder como si de un ejercicio democrático se tratara es un caso prodigioso de manipulación de las masas. Del pueblo, si se prefiere un término más amable.
La cuestión ya no radica en denunciar el engaño porque la gente común se ha instalado cómodamente en el autoengaño. Se trata de una desesperante paradoja: es perfectamente consciente de vivir bajo la tiranía de un poder muy superior al de los partidos, las elecciones, los parlamentos, los jueces, etc. y, pese a todo, se percibe dentro de “el mejor mundo posible”. El Sistema le ha negado cualquier alternativa gracias a los malos recuerdos del nazismo y del comunismo. Obviamente, existen otras posibilidades pero se prefiere el conformismo y la depresión antes que el optimismo y la rebeldía. Lo malo conocido a lo bueno por conocer.
Resulta interesantísimo observar cómo los mejores narradores de la Ciencia Ficción en el pasado ya habían previsto este orden de cosas. En concreto, el subgénero literario y filosófico de las distopías. Nuestro presente fue antes un oscuro futuro imaginado. Y hoy recibimos los avisos procedentes de otro de esos subgéneros, el postapocalíptico, que ya no parece un escenario de ficción a medio plazo. Al final conseguirán arrasar el planeta.
Pero citamos estas obras con otra intención. Parece haber concordancia en ellas sobre el único camino viable para salir del autoengaño, que serían las pequeñas comunidades, las pequeñas iniciativas locales. El populismo y la demagogia sólo pueden ser batidos por la micropolítica; es decir, empezando desde cero, iniciando una reconstrucción completa desde la base, articulando un sistema de poder con todas las garantías para que el contacto entre representante y representado no se pierda en ningún punto del proceso. Esta es, quizás, la primera razón por la que los nacionalsindicalistas optamos por una Revolución por la base, de abajo hacia arriba y con mecanismos automáticos de remoción de los peones al servicio de la vieja o la nueva oligarquía. Cada vez se hace más y más evidente que no hay más democracia que la democracia directa.