Fernando Sánchez Dragó dedicó el pasado miércoles su entradilla de opinión en el informativo nocturno de la cadena autonómica Telemadrid a la polémica generada por el apoyo de Falange Auténtica al candidato de Izquierda Unida-Los Verdes a la alcaldía de Ardales (Málaga). El director y presentador de Diario de la Noche -al que una vez más hemos de agradecer su probada valentía- se expresó, al abrir la emisión en directo del programa, en los siguientes términos:
"Ayer critiqué con aspereza el pactismo postelectoral que, haciendo caso omiso del querer y del sentir de los votantes, entrega en no pocos casos las riendas del poder municipal y autonómico a camarillas llamadas "de progreso" que son como tiendas de "todo a cien". No hay, sin embargo, regla que no admita excepción: lo único que, a mi juicio puede justificar el pactismo entre partidos minoritarios e ideológicamente opuestos, es la necesidad de impedir que el cargo de regidor municipal o de presidente autonómico sea ocupado por políticos sospechosos con fundamento de corrupción o de mala gestión.
Eso es lo que ha sucedido en la localidad malagueña de Ardales. No se trata, por más que lo parezca, de una película de Berlanga: Izquierda Unida y Falange Auténtica han llegado allí a un acuerdo para arrebatar la alcaldía al candidato socialista, un tal Salvador Pendón, del que los comunistas y los falangistas piensan -yo no puedo pronunciarme sobre ello porque no lo he verificado- que hace honor a su nombre.
Se infringe así el acuerdo de las direcciones regionales de los socialistas y de Izquierda Unida para formar gobiernos de coalición. La candidatura del PSOE fue la más votada en Ardales en las últimas elecciones, pero perdió la mayoría absoluta que había tenido los últimos dieciséis o diecisiete años. Gaspar Llamazares ha censurado el acuerdo y asegura que se abrirán expedientes disciplinarios para expulsar del partido a los cuatro concejales rebeldes. Éstos, si la amenaza se cumple, tendrían que pasar al Grupo Mixto.
Curioso episodio. Por una parte, aunque las siglas muevan a confusión, no deberíamos confundir Falange Auténtica -les aconsejo que entren en su web: se llevarán una sorpresa- con la Falange que fue franquista e intervino en la guerra civil. Les aseguro que nada tiene que ver la una con la otra. Lejos de ser consanguíneas son tajantemente antitéticas. Yo incluso pienso, entre bromas y veras, que lo que queda del antiguo "rojerío" en España -aunque añadiendo a la ideología tradicional de éste el patriotismo, el españolismo y el cristianismo- es precisamente Falange Auténtica. Entren, entren en su página web y se convencerán de que el acuerdo de Ardales no es tan pintoresco ni contranatura como a primera vista parece.
Leo, por otra parte, en "El Mundo" de Andalucía, un artículo de Paco Robles, del que entresaco estas líneas: "La zanja de las dos Españas provocó la caida en el abismo de la guerra civil, felizmente superada por obra y gracia de una transición política que quieren cargarse los hijos de aquellos que la acometieron con notable éxito. Por eso nos llama la atención que un posible -cuando se escribió el citado artículo lo era- pacto de Izquierda Unida con Falange Auténtica en Ardales, provincia de Málaga, haya causado un revuelto que debería ser positivo y nunca negativo. ¿Qué no habrían dado los historiadores de la transición (...) por un pacto así? Las dos Españas reconciliadas en Ardales, con la sala de profesores del colegio del pueblo como lugar sagrado de la nueva democracia (...). El pacto entre comunistas y falangistas viene a poner una nota de color en la penumbra que sirve para muñir -dice el articulista- los repartos de sillones municipales, que le permitirán al PSOE ocupar poltronas que no ha ganado y que les vendrán muy bien a los restos del naufragio de IU para agarrarse a la tabla de salvación del poder (...)". El acuerdo de Ardales "es la prueba irrefutable -añade el articulista- de que las dos Españas sólo sobreviven en el imaginario artificial de ese zapaterismo que nos mete el rollo del talante por detrás y por delante (...). Si los comunistas y los falangistas hubieran hecho algo parecido en 1936, la historia de España habría sido muy diferente."
Yo esta vez ni quito ni pongo rey, porque no conozco los entresijos del asunto, pero el suceso y el comentario al msimo que acabo de leer me parecen interesantes, como mínimo."
La opinión de Dragó se ilustró con algunas imágenes de la sesión de investidura en esta villa malagueña, en las que puede apreciarse que el anuncio de la designación como alcalde de Juan Calderón con los votos de IU-LV y FA no sólo no despierta ninguna reacción adversa en la sala, sino que por el contrario fue acogido con un clamoroso aplauso por los ardaleños presentes en el salón de sesiones.
Para ver y escuchar el comentario de Fernando Sánchez Dragó en Telemadrid, pinche aquí.