La directora de la Biblioteca Nacional, Rosa Regár s, ha concedido una entrevista a una publicación de Comisiones Obreras, Tribuna de la Administración Pública en la que, entre otras muchas perlas (sus declaraciones son, en conjunto, una exhibición de sectarismo), ha manifestado que "los grandes logros sociales de este gobierno se venden mal porque la prensa no es del gobierno. Todos van a favor de la oposición. Afortunadamente, cada vez se venden menos periódicos.
Tiene un mérito innegable reunir tantas estupideces en una misma frase. Normalmente, esto habría que trabajarlo con empeño, pero me parece que a Regás le sale así, fluido y de forma natural. Sin embargo, estoy seguro de que, si se lo propone y tal vez hasta sin proponérselo-, puede superarse en el futuro. En lo de las estupideces quiero decir, porque en lo literario hace tiempo que no da mucho más de sí.
En primer lugar, no es verdad que todos los periódicos vayan a favor de la oposición. El primero de los grandes diarios nacionales –El País- y numerosas cabeceras regionales son de tendencia más bien progubernamental. Esto sin olvidar que el actual gobierno cuenta con cadenas públicas y privadas de televisión y de radio repletas de entusiastas voceros.
En segundo lugar, no es del todo cierto -al menos de forma tan simplista- que haya un descenso en la difusión de prensa. En rigor, sí se venden menos ejemplares como literalmente dice Regás-, pero ese cierto retroceso de la prensa de pago no puede tomarse en consideración de forma aislada, sino que ha de contemplarse junto con el espectacular aumento de difusión de los diarios gratuitos y, por descontado, con el auge de la prensa digital.
Pero lo peor no son las premisas falsas o inexactas de las que parte, sino sus juicios de valor. Repugna a cualquier sensibilidad mínimamente democrática que la señora Regà s parezca lamentarse de que los periódicos no sean del Gobierno y que no asuman como finalidad propia hacerle propaganda. Es lo que tienen los intelectuales orgánicos a sueldo del poder, que al final se parecen mucho los de derechas y los de izquierdas. Tanto la cadena de prensa del Movimiento en nuestro país como las publicaciones de las dictaduras comunistas coincidían en ser prensa de la buena, prensa fetén de la que le gustaría a Rosa Regà s: toda ella propiedad estatal y con el objetivo indisimulado de "vender" los "grandes logros del gobierno".
Pero la guinda es insuperable. A la Directora de la Biblioteca Nacional -y de la Hemeroteca Nacional- le parece afortunado que cada vez se compren menos periódicos. Alegrarse de que se lea menos prensa porque el contenido de la misma no es de su agrado, ya nos revela el concepto que tiene ella de la libertad de opinión. Pero que quien manifiesta esa satisfacción por que se lea menos prensa sea la directora de una institución cultural de primer orden, que debería aplicarse al fomento de la lectura, realmente es para nota.
Si viviéramos en un país normal nos extrañaríamos, nos indignaríamos, alguien pediría la dimisión de esta señora... Pero estamos en España. El país donde nombran Ministro de Justicia –es decir, responsable del aparato encargado de que se aplique la legalidad- al que dijo que fue una "hipocresía colectiva" perseguir los crímenes del GAL y que es un "disparate" sancionar penalmente el terrorismo callejero. El país donde la cúpula del Ministerio del Interior o sea, el organismo encargado de velar por nuestra seguridad- fue condenada por secuestrar y robar
Así que, aquí, desayunarnos con que la directora de la Biblioteca Nacional se alegre de que se lea menos, ni nos inmuta, estamos curados de espanto, vivimos en una sociedad desarmada en cuanto a conciencia crítica y compromiso y así nos va.
Por cierto, si alguien piensa, como yo, que no es razonable que la directora de la Biblioteca Nacional se felicite de que se venda menos prensa, que sepa que es un fascista de tomo y lomo y un machista de campeonato. Yo ya lo tengo plenamente asumido. "Que la extrema derecha me considere dictatorial, que me insulten, no me afecta. Me atacan porque tienen manía a Zapatero, que es quien me ha nombrado. Se meten conmigo porque soy mujer, dice doña Rosa en otro de los pasajes memorables de la misma entrevista. Me queda la duda de cómo se entera ella de las críticas que se hacen a su gestión, porque –transcribo la última guinda- "hace dos meses que no leo la prensa, ni veo la tele, ni escucho la radio. Le falta no ir al teatro, al cine ni a exposiciones de arte, para no llevarse disgustos. Ole, ole y ole el sentido del pluralismo, de la libertad de expresión y de la cultura.
Selenio