El 29 de octubre de 1933 se celebraba en un teatro madrileño un acto político en el que intervinieron el aviador Julio Ruiz de Alda –uno de los protagonistas del histórico vuelo trasatlántico del Plus Ultra-, el profesor Alfonso García Valdecasas –que había sido uno de los promotores de la Agrupación al Servicio de la República- y el abogado José Antonio Primo de Rivera. Con los años, este acto se ha considerado como el hito fundacional de Falange Española.
Setenta y un años después, una joven organización también denominada "Falange –por lealtad a los ejes doctrinales de aquel movimiento originario- y "Auténtica –apellido que durante años ostentaron las organizaciones, a menudo clandestinas, que se enfrentaron a la usurpación ultraderechista del falangismo-, continúa manteniendo en alto la bandera que se levantaba aquel otoño.
Sigue siendo necesaria Falange porque, en estos tiempos de contrautopía que vivimos, en estos tiempos de "muerte del espíritu, de consumismo materialista, alguien tiene que seguir creyendo en los valores humanos, en la libertad profunda, en la dignidad de la persona humana.
Sigue siendo necesaria Falange porque, frente a los nacionalismos secesionistas que inventan una historia para jugar con el sentimentalismo de los pueblos y arropar oscuras ambiciones, frente a los nacionalismos "españolistas – el de los "constitucionalistas que sólo fundamentan el concepto de nación en un texto legal, el de los centralistas que no respetan la diversidad de los pueblos, el de los xenófobos que quieren una patria etnicista y excluyente...-, alguien tiene que seguir defendiendo la idea de una España plural, descentralizada, pero indisolublemente unida en torno a una empresa colectiva, a un proyecto para todos.
Sigue siendo necesaria Falange porque, frente a quienes han capitulado ante el "fin de la historia, ante el "pensamiento único del neoliberalismo y del capitalismo, alguien tiene que seguir diciendo que un modelo socioeconómico que condena a dos tercios de la humanidad a la miseria y que pone en riesgo la supervivencia del propio planeta, necesariamente no puede ser bueno, y que tenemos que caminar hacia una sociedad más ecológica, más humana, más integrada, más justa en definitiva.
Por eso estamos hoy aquí, en un movimiento político alternativo y contracorriente que, desde la humildad, pero también desde la audacia, cree que tiene que existir una opción personalista, española, democrática y social, que sea continuadora de un sugestivo pensamiento. Un planteamiento –es evidente, pero conviene recordarlo después de haber presenciado recientes espectáculos- que nada tiene que ver con quienes se empeñan en congelar - como ya ocurrió durante cuatro décadas de dictadura- ritos, gestos y formas anacrónicas para esconder mercancía averiada, mientras arrinconan lo importante, el contenido auténtico, la necesaria transformación que España necesita.
Selenio