De triste cabe calificar el resultado de las negociaciones entre Marruecos y España con respecto al contencioso del islote Perejil.
Falange Auténtica, que ya indicó su satisfacción por las medidas adoptadas por el gobierno con motivo del desalojo de los militares marroquíes, no se siente ahora tan satisfecha al ver como la firmeza que demostró el gobierno se ha venido abajo tan pronto como los EE.UU. han dado su opinión acerca del conflicto.
Es conocida la preferencia que EE.UU. muestran por Marruecos con respecto a España. Siempre han sido los gringos más favorables a las dictaduras, que a cualquier otro estado que no abrace esta forma de gobierno, y el caso de Marruecos no es distinto y la preferencia mostrado hacia ello, además, no es nueva, toda vez que la influencia de Estados Unidos fue decisiva en el desenlace de la Marcha Verde, tras la cual cedimos el Sahara, abandonando a nuestros hermanos y prometiéndoles un referéndum que nunca llega, de nuevo, por la falta de interés que en él muestran los Estados Unidos de América.
La resolución del contencioso de Perejil no deja de ser una nueva renuncia de España, puesto que si bien desde un principio la vuelta a la situación anterior a la ocupación marroquí era el objetivo y hasta ahí podíamos estar de acuerdo, todo el desarrollo de los acontecimientos ha sido una partida de póquer, donde las apuestas eran lo importante y no el resultado final, puesto que a nadie se le escapa que la importancia del territorio en litigio era y es, prácticamente nula.
Las apuestas, al final, las ha ganado Marruecos, al introducir a los aliados norteamericanos en una polémica a la que España ni debía invitarles ni les había invitado. Resulta claridficadora la propia redacción del comunicado conjunto leido ayer. En él no se menciona cómo debe ser interpretada la situación anterior a julio del islote Perejil, sino que se remite a la interpretación dada por el señor Colin Powel, que oficia en este caso de sumo pontífice, cuya palabra e interpretación parece ser Ley que han de cumplir los lacayos, España y Marruecos, sin rechistar, como así ha sido.
Por cierto, la Unión Europea, preocupada por las consecuencias comerciales del conflicto. Era de suponer.
Que lástima.