Los furibundos e irracionales ataques que en las últimas semanas se vienen produciendo en los países de mayoría islámica contra bienes, ciudadanos e intereses europeos, por la publicación de unas viñetas sobre el profeta Mahoma hace cinco meses en un diario danés como elemento detonante, vienen aponer de manifiesto el grado de odio y resentimiento que contra Europa y su civilización se tiene entre las filas del islamismo radical, que dispone de una influencia en esas sociedades insospechada por los analistas occidentales.
El haber utilizado la publicación de esas simples caricaturas (algo habitualen la prensa de los paises europeos, donde no se deja títere con cabeza) para lanzar a turbas iracundas de manera organizada en todo el orbe islámico, denota o un desconocimiento de un pilar fundamental en nuestra sociedad occidental como es la libertad de prensa o el desprecio a la misma en un gesto inamistoso a los valores básicos de nuestra estructura convivencial. En los paises libres, los gobiernos regulan el ejercicio de los derechos y libertades para garantizar a los ciudadanos el pleno disfrutede los mismos y por ello no se puede culpabilizar al estado danés, ni a los de las demás naciones europeas donde se publicaron las dichosas caricaturas,de lo que publicara un medio de prensa de ese pais, ni menos aún a los ciudadanos daneses. Si la comunidad islámica residente en Dinamarca se sintió ofendida, debió de acudir a la justicia ordinaria (que en Europa arbitra mecanismos para tutelar todos los derechos) en vez de mandar a su imán de periplo por Oriente Medio para incendiar la situación porque quizás la ocasión era propicia para lacerar a Occidente.
Pero el problema, que puede ser resuelto si los ejecutivos europeos deciden actuar juntos y con firmeza, no queda ahí. Las comunidades islámicas residentes en los paises de la Unión Europea no sólo no se han integrado asumiendo los valores esenciales de la misma (uno de ellos, la libertad de prensa), sino que los cuestionan oponiéndoles los de su totalitaria concepción que excede a la de una creencia estrictamente religiosa, que comotal debería ser respetada como todas las demás.
Más les valdría a los musulmanes practicar con los demás el respeto y la tolerancia que para si exígen (especialmente con las minorías de otras religiones residentes en los paises donde ellos son mayoría) y más nos valdría a los europeos aprender de estos incidentes para afrontar un problema que crece dentro de nuestras fronteras, antes de que sea demasiado tarde.