De buena mañana
De buena mañana las noticias te suenan diferentes que a horas más avanzadas del día. Parece que por la cercanía horaria con las horas de sueño todo tiene un tonillo onírico que realza aspectos de la noticia que tal vez en otro momento no parezcan su parte más destacable. Hoy han sido tres los asuntos que me han llamado poderosamente la atención.
Botín reparte el botín
He oído al presidente del Santander defendiendo al gobierno socialista de Rodriguez Zapatero. Es curioso que la aprobación de las medidas gubernamentales por parte de la banca sea inversamente proporcional al disgusto que crean en el grueso de la población. Cuanto más fastidie una medida al ciudadano medio, más le gustará esa medida a la banca. Don Emilio, feliz de que las jubilaciones se puedan retrasar y que se calculen de forma que el estado pague menos, aprovecha que está de fiesta y promete que estas medidas sin duda son necesarias aunque resultaran duras. ¿Duras para quién? No para él, que en este año en que nuestro país está al borde del colapso económico, su banco ha obtenido beneficios record por un importe de 8.943 millones de euros es decir un 0,7 € más que el año pasado. No me valen los consejos de este individuo. Es simplemente indecente que estos resultados sean compatibles con la quiebra de un país. Es indecente que este banco, como los demás, sea incapaz de tomar las medidas que están en su mano para reparar el desaguisado financiero que ellos mismos contribuyeron a crear. Es indecente que se nieguen a facilitar al sistema económico los fondos que necesitan particulares y empresas para salir adelante. Es cierto que no está entre los objetivos de un banco beneficiar al pueblo, pero si debería estarlo entre los de un gobierno. Ojala lo que no se puede pedir a la voluntad del sistema bancario se pudiera imponer por ley. Eso es lo que nosotros no dudaríamos en hacer. Claro que a Botín le cae bien el gobierno. Faltara.
Zapatero reza oraciones laicas
Mira por donde el presidente de los Estados Unidos, que probablemente sea de los menos malos que nos veamos obligados a sufrir el resto del mundo, ha servido para que nuestro propio presidente se vea obligado a romper su habitual maximalismo ideológico. Rodriguez Zapatero se ha visto obligado a rebuscar y encontrar, en escritos profundamente religiosos, pasajes netamente sociales y progresistas, para no quedar mal, ni con sus anfitriones, ni con su público doméstico. Nosotros ya sabíamos esto en nuestra casa. Ya sabíamos que en todas partes hay cosas buenas, y no son excepción las religiones. Y concretamente al cristianismo no le faltan importantes dosis de justicia social y de buen criterio socialista. Ya sabíamos, además, que de vez en cuando hay que ser, no solo tolerante, que nos parece una actitud casi siempre soberbia, sino respetuosos con las creencias de los demás, y hacer el esfuerzo necesario para encontrar los puntos de acuerdo y de consenso. A eso, que nosotros en FA llamamos unidad y que está muy lejos de la uniformidad, y a la elección de pasaje bíblico que realizó nuestro presidente, aplaudimos sin tapujos. Y nos sonreímos por la paradoja de que haya tenido que ser Barack Obama quien empuje a Zapatero a incluir en su discurso palabras que seguro que asume, a pesar de formar parte del patrimonio intelectual de la religión cristiana.
Los sindicatos actúan como el PP
Me ha sorprendido que se diga que porque los sindicatos están preparando movilizaciones están actuando de forma parecida al PP. ¿Oponerse a las medidas del gobierno es actuar de forma parecida al PP? Nosotros también nos oponemos a las medidas del gobierno y no tenemos ninguna relación ni parecido con el PP. Aquí lo curioso, es que nos parezca curioso que los sindicatos asuman una posición contraria al gobierno y que lo expresen en términos que todos compartimos. Y es que la sensación de que el gobierno lo conforman una partida de aficionados es algo que creo que compartimos todos, los del PP los de los sindicatos, los de FA y seguramente la mayoría de los del PSOE. Por cierto que oponerse a las medidas en materia de pensiones que plantea el Gobierno, es otra cosa en las que coincidimos con los sindicatos. Cuando se intenta equilibrar un presupuesto, o bien se aumentan los ingresos o bien se minoran los gastos. Pero eso no se puede hacer de cualquier manera. Reduzcamos gastos, eliminando cargos políticos innecesarios en todas las administraciones, eliminemos subvenciones a partidos políticos, sindicatos y patronales, recortemos los gastos fastuosos de los nuevos reinos de taifas que son las administraciones autonómicas. Aumentemos los ingresos estableciendo tributos especiales para los capitales inmovilizados en nuestro país o para los invertidos insolidariamente en el extranjero, pero por favor, no perjudiquemos al cien por cien de los trabajadores de nuestro país retrasando la merecida jubilación o reduciendo esta a niveles de miseria que no son propios de nuestra sociedad. No admite discusión algo tan sencillo como esto. No admite discusión y en nuestra oposición a estas medidas que tan feliz hacen al amigo banquero de nuestro agnóstico presidente, si es necesario, coincidiremos en las calles con los, normalmente tan dóciles, sindicatos de clase. Es nuestra responsabilidad.