La Constitución de 1978 engendró un Estado asimétrico al que bautizó como Estado de las autonomías en la esperanza de relegar toda aspiración secesionista a cambio de una costosísima administración autonómica. Costosísima y desigual. El derecho foral ha sido la herramienta jurídica esgrimida por el nacionalismo vasco para amparar su condición de ciudadanos privilegiados, con un autogobierno superior al resto de los españoles en una sociedad a la que se la ha instruido en la equivalencia entre autonomía y bienestar.

Pero el estado desigual que ampara la Constitución del 78 no sólo es el origen de las prebendas económicas, prebendas que para una sociedad opulenta es lo de menos. La desigualdad sobre la que se ha reinventado la idea débil de España ha servido de coartada para el adoctrinamiento en el odio a generaciones de vascos que sólo conocen el arte de la dialéctica cuando es para enfrentar lo vasco a lo español. Una dialéctica con la que hablar, un esquema con el que pensar y una técnica con la que matar.

El Lehendakari acaba de afirmar que a la sociedad vasca se le está enfrentando a una situación de crispación social y de enfrentamiento. Desprecia este valedor del odio a cuantos vascos ha dejado su tierra a cambio de una vida sin plomo o de una caja de pino, una condecoración póstuma y un discurso "ad hoc" grandilocuente y asquerosamente vacío.

Pero es la superación del dolor y la mediocridad constitucional la que nos convoca a los falangistas en la construcción emocionada de esta empresa que es España. La Patria Grande que conquista su libertad a hombros de quienes la sienten justa en su diversidad, esa es la Patria nuestra. La España unida con la argamasa del esfuerzo diario y la ilusión cotidiana de quienes renuevan la nobleza de su trabajo en el tajo, con la certeza firme de que la Nación forja su futuro respirando de nuestro aliento, esa es nuestra España. La Vasconia fértil, rotunda, la tierra de vanguardia, la tierra celosa de sí misma para abrirse a un tiempo a Hispania, esa es nuestra Vasconia. Y Vd. Ibarretxe conocerá nuestra justicia.

Vascos somos todos y asesinos son demasiados.

¡ARRIBA VASCONIA!
¡ARRIBA ESPAÑA!