Una vez más, la desolación embarga esta página por la muerte de nuestros hermanos en acto de servicio.
Una vez más, asistimos entristecidos al capítulo final de las vidas de varios compatriotas que murieron cumpliendo ordenes, sin cuestionar si eran justas o no.
Una vez más, debemos agradecer el ejemplo de abnegación de nuestros militares, garantes de nuestra seguridad, de nuestra libertad y de la soberanía de nuestra nación.
Están para nosotros ¡PRESENTES!
Una vez más, también debemos mostrar nuestra solidaridad con las familias de soldados españoles que, probablemente, se preguntan por qué han tenido que pagar un precio tan alto en una guerra que no se sabe demasiado bien porque se ha iniciado, ni cuando decidirá el Sr. Bush que acabe.
La entrega de siete vidas en Iraq es un alto tributo a la megalomanía de nuestro gobierno y un desgraciadísimo recordatorio de lo que puede ser el futuro más inmediato para todos nosotros, puestos en la diana del terrorismo y la guerrilla iraquí por el apoyo de nuestros gobernantes a una guerra injusta.
Hoy nuestro homenaje a los caídos y nuestra solidaridad con las familias rotas, nuestra crítica a la sinrazón, siempre.