Los resultados de las recientes elecciones regionales vascas han originado una situación nueva con la pérdida de la mayoría parlamentaria de los partidos nacionalistas y la posibilidad de que las fuerzas "constitucionalistas puedan formar gobierno en esa comunidad.
No se nos oculta que la situación en el País Vasco es una anomalía que dura ya demasiados años. Con más de mil muertos por la banda asesina ETA, doscientos cincuenta mil exiliados a otras partes del territorio nacional y con la totalidad de cargos públicos no nacionalistas protegidos por escolta, podemos afirmar que estamos ante el único territorio de la Unión Europea donde existe una democracia formal pero no real, sobre todo por la impunidad con la que se han movido quienes pretenden imponer un ridículo y totalitario modelo de sociedad basada en el nacionalismo identitario y el socialismo marxista. Pero lo más grave es que quienes actúan de esa manera lo han hecho durante los últimos treinta años amparados en la tibieza, cuando no complicidad, de los sucesivos ejecutivos autonómicos con quienes coinciden en el objetivo independentista y la dejación de sus funciones y falta de contundencia a la hora de afrontar el problema en toda su magnitud de los gobiernos de España.
Si no conociéramos a quienes están llamados a abrir una nueva era en el País Vasco, podríamos albergar alguna esperanza de que la situación aún pueda ser reversible. Que PSOE y PP iban a acabar con el adoctrinamiento nacionalista en las ikastolas y su difusión a través de los medios públicos de prensa, que pondrían a la policía vasca a trabajar de lleno contra el terrorismo y colaborarían lealmente con el resto de fuerzas de seguridad del Estado, que lucharían con toda la fuerza que da la legitimidad democrática para acabar con el acoso y arrinconamiento de la mayoría de vascos que, además de sentirse y serlo, también se consideran españoles y tienen muy difícil dar testimonio de ello.
Pero por desgracia, la experiencia que tenemos con quienes están llamados a protagonizar el cambio no nos hace ser optimistas y más bien al contrario, creemos que por desgracia despilfarrarán el crédito que el pueblo vasco les ha dado en detentar el poder y hacer uso de él a su antojo, más preocupados en cuestiones de partido y en favorecer a "los suyos que en desarrollar una auténtica política de Estado en beneficio del conjunto de la Nación, que no es sino satisfacer el interés general de los ciudadanos.
PSOE y PP ya nos han demostrado con creces su miopía y cortedad de miras a la hora de ponerse a trabajar teniendo al interés de España como única referencia. Con tan sólo mirar la situación actual, veríamos como han pactado con los nacionalistas apoyos en las Cortes, cediendo a las pretensiones de aquellos que siempre han obrado ajenos a toda fidelidad, cuando no en abierta hostilidad, hacia la patria común e incluso han "dialogado con ETA. Los pactos del PSOE con los nacionalistas en Aragón, Baleares, Cataluña, Galicia y algunos municipios de la Comunidad Valenciana, así como los del PP con los soberanistas de Coalición Canaria en esa comunidad insular, no nos hacen ser optimistas con respecto a lo que pasará en el País Vasco.
Desde Falange Auténtica propugnamos la reforma de nuestro modelo de Estado para que éste sea una herramienta eficaz al servicio de la Nación Española, desde el respeto a las identidades de los pueblos que la integran. Por eso volvemos a clamar para que las fuerzas políticas de ámbito y vocación nacional pacten una reforma constitucional que garantice la igualdad y libertad de todos los españoles en cualquier parte de nuestro País.
No quisiéramos dejar de recordar aquí a quienes han caído víctimas de la barbarie terrorista etarra en cualquiera de sus formas. A ellos, a sus familiares y a todos los que día a día se enfrentan a esa situación, desde cualquier opción política, queremos mostrar nuestro profundo respeto y admiración.
JUNTA POLÁTICA NACIONAL DE FALANGE AUTÉNTICA