Juan Francisco Glez. Tejada
Estos días, entre las líneas de las noticias que nos han llegado, bombardeándonos mediaticamente, he podido observar varias intrusiones del argot y pasiones futboleras entre las cuestiones mas transcendentales e incluso vitales. Me estoy refiriendo a ese símil futbolero que nuestro Presidente, Aznar hacía retando a los sindicatos y haciendo comentarios sobre la suerte de la selección, entre temas tan serios como una reforma laboral que lejos de cortar el fraude da un pasito más en el progresivo recorte de los derechos laborales. Pero no ha sido solo nuestro simpático Presidente, el que haciendo gala de su populismo ha rebajado la seriedad y el respeto que merecemos los españoles y en especial los trabajadores mas necesitados.
La guinda la ha puesto su amiguísimo Berlusconi, el segundo hombre mas rico de Italia, que en medio de una cumbre orientada hacia un problema que afecta a más de la mitad de la población del mundo, un tema trascendental que se debería afrontarse con conciencia y seriedad, y con estas armas llegar a alcanzar una solución o unos resultados palpables, una cumbre que está destinada a combatir el hambre y las injusticias sociales pero que en el fondo es tan efímera como la vida misma, en un alarde de sensibilidad social y de cómo les importan a estos patrioteros del fútbol las cosas transcendentales, ha adelantado el cierre de esa cumbre para ver un partido de fútbol de la selección Italiana, me gustaría imaginar que Berlusconi a la hora de decidir el adelanto del cierre de esa cumbre (que nunca solucionan nada), para ver el partido de fútbol de la selección de Italia, hubiera probado a tomar esa decisión frívola mirando a la cara a esos seres famélicos que cada día nos dejan quizás como señal de que la muerte no es el final. Quizá en lugar de eso, hubiese pedido a los contables de su incalculable patrimonio que anotara en su cuenta de resultados una suculenta donación, tan amplia como suficiente para hacer tornar ante sus ojos una cara que pide justicia, justicia divina ante la frivolidad.
Y con estos hechos quizás sería conveniente que algunos camaradas se dieran cuenta hacia donde vamos con estos PATRIOTAS FUTBOLEROS porque parece que como consecuencia de la desesperanza que ponemos en la lucha, o los irrefrenables deseos de victoria a toda costa, a veces se nos presentan espejismos como el querer ver en las Banderas Nacionales de nuestros estadios, el futuro de un NUEVO AMANECER. Puede que surja un Amanecer, pero si surge, ni será nuevo, y menos aún Azul el amanecer que salga de la frivolidad de los estadios, y la cultura irracional que lo alimenta.
Qué bonito, qué patriótico, hablar de la selección de fútbol, compuesta por quienes a buen seguro no les afecta la Reforma Laboral. Qué humano, qué sensibilidad, qué metafísica, la de un hombre rico que se ríe del hambre bajo la bandera del patriotismo futbolero. Quizás su metafísica no conoce ese bella canción militar de homenaje a los caídos que dice que la MUERTE NO ES EL FINAL.
La patria de estos, no es mi Patria, y mi Patria es una Patria sin fútbol, ni mi Patria es el fin, sino el medio para una final cuyo arbitro en el madero, nos dejo muestra de cómo hacer la mejor jugada
Fdo.: Juan Francisco Glez Tejada
Militante de Falange Autentica.