Andrés Vila
(Miembro de la redacción de FalangeHoy)
Es difícil hacer una reflexión cuando las palabras pierden toda validez ante ese insondable misterio que es la vida, cuando ésta se acaba. Muchas veces me sorprendo de la facilidad con que mucha gente habla del poder, de la vida, de la muerte, de las masacres y de las guerras, cuando me detengo a pensar de que se está hablando de personas, de seres humanos con unas vivencias y unos sentimientos, con unos ojos que contemplan el mundo y el tiempo a su paso. Tal vez sea por no ponerse detrás de esos ojos por lo que muchos quizás no entiendan, ni entenderán nunca, lo que significa vestir una camisa azul.
Fernando Gómez-Pallete sí que lo entendía.
Yo no he tenido la ocasión ni la suerte de conocerle en persona. Hace poco, después de ir a Madrid con apenas tiempo para deternerme en la capital, Fernando me envió por correo electrónico el número de su teléfono móvil para que le llamara si alguna otra vez me acercaba por la villa y corte. Me temo que ya no podrá ser... Mi conocimiento de él era puramente internetero. He hecho grandes amigos a través de este mar de cables, a algunos les conozco desde hace años y, sin embargo, aún no hemos tenido ocasión de vernos en persona, por mucho que lo haya intentado. No obstante, la red te permite conocer cómo piensan, cómo ven el mundo que les rodea y, sobre todo, saber un poco cómo lo viven algunas de esas personas que están al otro lado de un monitor.
He estado con Fernando en varios foros, y he tenido la suerte de coincidir con él tal vez más de lo que han coincidido otros camaradas, sin que esto sirva de reproche ni de menosprecio a nadie, por supuesto. Su última colaboración con FalangeHoy, titulada "¿Son inmigrantes? No, son personas amigo Sancho", publicada en nuestra sección de opinión el pasado 20 de mayo, refleja con rotunda claridad la idea de la Falange que Fernando compartía con muchos camaradas, incluyéndome a mí. Una idea que nos lleva volando en el tiempo y en el espacio a una celda de la prisión provincial de Alicante, en la que escribe un abogado de 33 años, es decir, una persona de la misma profesión y de la misma edad que Fernando, mientras espera a la muerte. Ambos ven a las personas, ambos sueñan con las personas, conscientes de que la tragedia que les rodea, a su modo, en cada momento y en cada espacio, es una tragedia que tiene como protagonistas a las personas.
En 1936 la tragedia se vivía ante los paredones de fusilamiento y en las trincheras de los campos de batalla, en las casas bombardeadas y en las tierras vacías de hombres que las trabajasen. En 2002, la tragedia se vive sobre una piel de toro en la que, como decía Fernando, cuando no le quedaban ya ni 24 horas de vida, "la patria española ha desaparecido realmente", pero sin dejar de resistirse a verla morir, recordando que "al nacionalismo no se le vence a base de españazos, ni de poner la nuca, sino que sólo se vencerá cuando el pueblo español se sienta orgulloso de ser español, de pertenecer a esta comunidad".
Pero la tragedia se vive también en otros lugares, en los que la Justicia Social se desangra muerta y pisotada por la opresión capitalista, o en el Estrecho de Gibraltar, donde esas "personas", que no inmigrantes, como decía Fernando, se mueren intentando llegar a unas costas en las que poder encontrar una forma de huir de la miseria de sus lugares de origen, para encontrar, si es que desembarcan con vida, el odio y la persecución en una tierra que para mayor sarcasmo, quiso llamarse a sí misma algún día "la reserva espiritual de Occidente"...
Ése es el Fernando Gómez-Pallete que yo conocí, el mismo que por correo electrónico, en privado, nos alentaba a los de nuestra redacción diciéndonos que "Falange Hoy es un punto de encuentro e información del mundo azul", o cuando ha tenido que salir a la palestra en público para defendernos de los ataques de otros.
Cuando este lunes, a última hora, nos llegó a la redacción de FalangeHoy un correo de Enrique Antigüedad, de Falange Auténtica, comunicándonos la muerte de Fernando, casi no me lo podía creer. Apenas unas horas antes, en un foro, Fernando preguntaba por la posible autoría de un poema falangista. No podía ser, debía haber algún error... Pero la realidad es así de caprichosa, de imparable y de cruel.
¿Cómo se da una noticia así? Es un momento en el que te quedas sin respuestas. Hay noticias que preferiríamos no dar, momentos en los que lo ideal sería que el transcurso de las cosas diese marcha atrás para discurrir por otra calle distinta. FalangeHoy se ha ganado un nombre a base de un rigor y de una imparcialidad que se hacen agua de borrajas ante la muerte de un camarada tan cercano, aunque sea cercano tras la pantalla de este ordenador ante el que escribo. No encontramos otro modo de dar esa noticia que gritar su nombre desde nuestra portada y poner a su lado el grito de "Presente" que ya pronunciamos todos por él, aunque algunos vivamos lejos, para que todos lo lean y lo compartan.
Por lo demás, las sucesivas cartas de agradecimiento y comunicaciones que hemos tenido desde la redacción con su familia, con su novia y con sus amigos y camaradas, nos han abierto los ojos hacia esa pequeña constelación de estupendas personas que rodeaban al bueno de Fernando. Esas personas -otra vez las personas, esas personas tras cuyos ojos veía Fernando- han transmitido su calor a una redacción que se ha quedado helada ante esta noticia.
Por las personas, y con ese grito de "Presente" tal vez borrado de los chips, pero no de nuestra memoria, vamos a seguir luchando por lo nuestro, por servir de puente entre unos y otros, por unir a los falangistas aunque sólo sea en una isla tan pequeña -aparentemente- como es la isla de la información. Cada uno desde su sensibilidad, pues en nuestra redacción hay la misma variedad que en el resto del campo falangista, pero sabiéndonos observados desde allá arriba por un nuevo lucero que nos exige entrega y compromiso.
Fernando Gómez-Pallete: ¡Presente!