Por Carlos León Roch.
Un colegio visitaba el Valle de los Caídos. Ante una tumba las escuetas letras "JOSÉ ANTONIO; un niño pregunta ¿Quién es?. José Antonio Primo de Rivera, responde el veterano docente. ¡Ah, responde el niño, debe ser un primo de Paquirri!...
Absolutamente real, esta anécdota denota el silencio a que ha sido sometido durante tantos años posiblemente para compensar, injustamente, los años hagiográficos anteriores.
Ahora, al conmemorar el centenario de su nacimiento, un pequeño programa, en un canal de televisión poco visto (¡por ser cultural, claro!), a las doce de la noche, dedicado s u persona ha provocado rechazo e indignación en los demócratas de boquilla, esos amantes de la democracia popular estilo Gulag. El programa ha sido bastante "light"...pero nos conformamos con poco. Y hemos tenido que soportar -de nuevo- las excentricidades de Fernando Marquez (¡el zurdo, no el hermano de Diego!)
Cuando millones de españoles e hispanoamericanos hemos sido formados en las ideas de síntesis que caracterizan el pensamiento joseantoniano, cuando- aún- miles de jóvenes y de viejos seguimos esperanzados en su frustrada ideología y en su ejemplarizante vida y muerte, produce tristeza que la incomprensión y el odio perdure.
Nos consuela, como escribió Sánchez Mazas ( ahora popular) que "solamente en nuestras filas se muera por España y de que solamente a nosotros honre el enemigo con sus mejores armas.