Miguel Sánchez
Desde hace algunas décadas es una realidad que la base de la economía española ha pasado de un quasi sacrificado sector primario a otro más pujante y mejor remunerado de los servicios, en una etapa económica propicia a este flujo incesante, al que momentáneamente atendemos y nos plegamos en nuestra Patria.
Quizás la clase política no haya querido darse cuenta que los intereses del pueblo español deben de estar por encima de todo, incluso de la demagogia con la que actúan y nos manipulan "nuestros gobernantes, esos que toman decisiones a la ligera sin valorar las repercusiones que aquellas conllevan, ni se toman la molestia de estudiar nuestra historia reciente. Me refiero al trato que se da la Reino de Marruecos y a sus políticas, aquí van estas líneas para hacernos recapacitar sobre los hechos y sus consecuencias.
El gobierno de la Nación, de una vez por todas, ha de adoptar una política de firmeza frente a los intereses marroquíes que tienen por finalidad derrocar al cada vez más debilitado sistema agroproductivo español, base y sustento de nuestra población desde épocas lejanas.
En las negociaciones con los alauíes hay que poner toda la carne en el asador, pues está en juego no sólo la supervivencia de un sector de nuestra economía sino el propio tejido social y medioambiental de muchas comunidades españolas. Marruecos, con el apoyo de Francia, trata de abrirse camino en el mercado de la Unión Europea empleando formas chantajistas e incumpliendo reiteradamente lo pactado con aquella, ante la pasiva actitud de las autoridades comunitarias y españolas.
Desde la constitución de la antigua CEE, hoy UE, quedó claro que el abastecimiento interno de la misma de productos agroalimentarios y pesqueros se haría con la producción interior propia, reconociendo un trato de favor a los países de la zona ACP (África/Caribe/Pacífico) por razones históricas. El caso marroquí es un capítulo aparte que ha de tratarse de manera sumamente cauta y diligente pero con toda firmeza, ya que estamos negociando con alguien que además de quererlo todo sin entregar nada a cambio, se llevaría hasta la sala donde se escenifica la negociación.
La intención marroquí, arropada por sus aliados franceses y la pasividad de los estados del norte de Europa, no es acudir al mercado comunitario para suplir a la producción interior de la UE allí donde ésta no llega, sino inundar aquel de sus productos cultivados a bajo coste para terminar cogiendo la sartén por el mango y arrodillar a la producción española, lo que les permitiría, en pocos años, gozar de una posición dominante e imponer sus criterios productivos y de mercado según se les antoje.
Eso hicieron con la pesca, logrando mandar al desguace a la mayor parte de las flotas andaluza, canaria y gallega que faenaban desde tiempo inmemorial en el banco canario/sahariano, aguas que la ONU no reconoce como marroquíes al estar en conflicto, enviando al paro a sus tripulaciones. Y eso harán en el futuro con el sector servicios de proseguir con su eficaz estrategia sin encontrar oposición.
Situémonos en un futuro probable y pensemos que nos ocurriría en un nuevo conflicto con los marroquíes si hemos dejado en sus manos el abastecimiento alimentario de nuestro país. Desde Falange Auténtica hemos de apoyar las justas reivindicaciones de nuestros agricultores, ganaderos y pescadores que, a través de sus organizaciones profesionales, son formuladas permanentemente al gobierno de la Nación para que no se deje impresionar por los verdugos del sector, sus palabras bonitas y propuestas de tratos que nunca cumplen.
Miguel Sánchez
Ganadero
Gran Canaria