Juan Ramón Trillo
Mucho se ha hablado ya del Prestige, siempre en referencia a si las medidas que se tomaron fueron las correctas, los medios suficientes, si se tardó mucho en reaccionar, etc. Por otro lado, también se habló inicialmente sobre el estado de dicho buque y no sólo en lo referente a que no tuviera doble casco sino al hecho de que ni siquiera había pasado una inspección aceptable, a pesar de las falaces declaraciones que se hicieron desde Gibraltar, último puerto visitado por este barco pirata. Pero ¿qué es la Roca sino un nido de bucaneros y contrabandistas en la mejor tradición de sus mentores ingleses?.
Aunque esto no es lo peor del caso, ya que existen muchos buques de este tipo que no cumplen las mínimas condiciones de seguridad, controlados por auténticas mafias del contrabando, verdaderas bombas de relojería flotantes que estallan en el momento menos pensado.
A estas alturas uno podría preguntarse, ¿qué clase de tripulación maneja este tipo de navíos?. La respuesta es sencilla: aquella que no haga preguntas, que cobre poco y trabaje mucho, que se juegue la vida en condiciones de seguridad precaria, etc. En definitiva, personas en situación económica difícil a las que no queda otro remedio que aceptar estas condiciones, es decir la misma realidad de esas otras que también navegan pero en pateras. Suelen ser reclutadas entre marinos de Europa Oriental, la extinta URSS o Extremo Oriente y para comprobarlo no hay más que darse una vuelta por los elegantes cruceros, propiedad de compañías británicas que izan pabellones de conveniencia como los de Bahamas o Barbados.
De todas formas, lo de las tripulaciones de conveniencia no es exclusivo de las "compañías piratas, porque la disminución de costes sociales también se practica en otras que generalmente son consideradas como serias pero ya se sabe, el capital sólo se ama a sí mismo...
En resumidas cuentas, que la marina mercante se ha convertido en un sector tercermundista sobre todo si analizamos las condiciones económicas, la disminución progresiva en el poder adquisitivo de los marinos a cambio de más trabajo y responsabilidad, "tripulaciones mínimas y baratas, precariedad laboral incidiendo esto en la seguridad y número de accidentes que, si no hay más es porque Dios es grande.