ManKan
Hace poco tiempo descubrí que había muerto Giorgio Gaber y me embargo un profundo pesar. Gaber, hombre de izquierdas, fue consecuente hasta el último día de su muerte. Su entorno no. Gaber recorrió los teatros de Milán gritando sus convicciones, su solidaridad; recorrió los escenarios denunciando a esa Italia de mentiras, de gobernantes empresarios, de políticos corruptos. Gaber fue único, probablemente junto a Dario Fo el príncipe del surrealismo comprometido. Creador de canciones y monólogos, sus letras recorrieron el alma del pueblo, sus frases retumbaron a los pies del sistema y nunca se dejo vencer. Su entorno si.
Gaber murió el 1 de enero de 2003 y como último acto surrealista, a su entierro acudió Berlusconi. Y la mujer de Gaber se fundió en un abrazo con él, porque la mujer de Gaber es presidenta del partido de Berlusconi en la región de Lombardía. Su entorno; su entorno robándole los últimos segundos de coherencia y dignidad política. Y Giorgio Gaber sin poder gritar, sin poder utilizar su única arma: la palabra. Estoy seguro que desde algún lugar divino o material Gaber sonreía para que interpretáramos nuestro papel de espectadores, para que aplaudiéramos puestos en pie este último acto del teatro del absurdo, para que al fin pusiéramos en sus lugar a esos actores oportunistas que son los políticos de ahora. Su entorno; el poder sobre el pueblo silencioso que ha perdido una voz.
Como pequeño homenaje a Gaber, hombre de izquierdas, merece la pena recordad un extracto de uno de sus monólogos donde la sinceridad, la honradez y la tristeza por el fracaso de un compromiso colectivo forman destellos luminosos y se introducen en lo más profundo de nuestros sentimientos.
Se titula
ALGUNOS ERAN COMUNISTAS
"Algunos eran comunistas porque su abuelo... Su tío, su padre… pero nunca su madre.
Algunos eran comunistas porque se sentían solos.
Algunos eran comunistas por haber tenido una educación demasiado católica.
Algunos eran comunistas porque el cine lo exigía, el teatro lo exigía, la pintura, la literatura también... se lo exigían todos.
Algunos eran comunistas porque: "La storia è dalla nostra parte!".
Algunos eran comunistas porque se lo habían dicho.
Algunos eran comunistas porque no se lo habían dicho todo.
Algunos eran comunistas porque antes eran fascistas.
Algunos eran comunistas porque eran ricos, pero querían al pueblo.
Algunos eran comunistas porque bebían vino y les encantaban las fiestas populares.
Algunos eran comunistas porque eran tan ateos que les hacía falta un dios.
Algunos eran comunistas porque les fascinaban tanto los obreros, que querían ser como ellos.
Algunos eran comunistas porque estaban hartos de ser obreros.
Algunos eran comunistas porque querían que les subieran el sueldo.
Algunos eran comunistas para cabrear a su padre.
(...)
Algunos eran comunistas y quizás no sabían que eran otra cosa.
Algunos eran comunistas para sentirse más que uno mismo, dos personas en una. Por un lado el esfuerzo diario de cada uno y por el otro este sentido de pertenencia a una raza que quería aprender a volar para cambiar las cosas.
No, ningun rencor. Quizás demasiados abrieron las alas sin saber volar, como gaviotas hipotéticas.
Y ahora? Seguimos siendo dos, por un lado el hombre "integrado, que cruza obsequiosamente la tristeza de su cotidiana supervivencia y por el otro la gaviota, sin ni siquiera la intención de volar, porque su sueño ha encogido.
Dos miserias, en un único cuerpo.
Por la memoria de Giorgio Gaber
Frimado
MAN KAN