Por Naomi Klein
Publicado en EL GRANO DE ARENA, ATTAC n°162. 21/10/2002
La globalización, se dijo, rompería barreras -de comercio, comunicación, prosperidad. En realidad, argumenta Naomi Klein, ha construido nuevas, represivas y enajenantes. Pero podemos abrir las ventanas - si sabemos como.
Hace unos meses, mientras hojeaba mis recortes buscando una estadística perdida, note un tema repetitivo: la valla. La imagen venía una y otra vez: barreras separando personas de anteriores recursos públicos, separándolos de la muy necesitada tierra y agua, restringiendo su movilidad para cruzar fronteras, para expresar disensión política, para manifestarse en las calles, incluso evitando a los políticos promulgar sus políticas que dan sentido a la gente que los eligió.
Algunas de estas vallas son difíciles de ver, pero existen de la misma forma. Una valla virtual crece en los colegios en Zambia cuando una "tasa para usuarios de la educación" es introducida por el aviso del Banco Mundial, sacando del alcance de la educación a millones de personas.. una valla crece alrededor de las familias granjeras en Canadá cuando la política gubernamental cambia la agricultura de pequeña escala en un artículo de lujo, inalcanzable en un paisaje de caída de precios en materias primas y granjas-factoría. Hay una valla real pero invisible valla que crece alrededor del agua potable en Soweto cuando los precios suben como un cohete debido a la privatización, y los residentes son forzados a tomar fuentes contaminadas. Y hay una valla que crece alrededor de la misma idea de democracia cuando el Fondo Monetario Internacional pide a Argentina que reduzca el gasto social, privatice mas recursos y elimine el apoyo a la industria local, para acceder a sus prestamos, todo en medio de una crisis económica profundizada por estas mismas políticas. Estas vallas, por supuesto, son tan viejas como el colonialismo. " Tales operaciones de usura ponen barrotes alrededor de las naciones libres," Eduardo Galeano escribió en "Las venas abiertas de América Latina". Se refería a los términos del préstamo británico a Argentina en 1824.
Las vallas han sido siempre parte del capitalismo, la única forma de proteger propiedad de posible bandidos, pero los dobles estándares financiando estas vallas se han , inmediatamente antes, convertido cada vez mas ostensibles. La expropiación de propiedades corporativas pues ser el mayor pecado que cualquier gobierno socialista pueda cometer a los ojos de los mercados financieros internacionales (solo pregunta a la Venezuela de Hugo Chavez o a la Cuba de Fidel Castro). Pero la protección de activos garantizada a las compañías bajo tratados de libre comercio no se extendió a los ciudadanos argentinos que depositaron los ahorros de su vida en cuentas del Citibank, Scotiabank y HSBC y ahora se encuentran que la mayoría de su dinero simplemente ha desaparecido. Tampoco la reverencia de los mercados por la salud privada abrazó a los empleados estadounidenses de Enron, que encontraron que habían sido aislados de sus carteras de jubilación privatizadas, no pudiendo vender incluso cuando los ejecutivos de Enron estaban desesperadamente cobrando sus propias acciones.
Otra barrera de interés público bajo seria amenaza es la que separaba cultivos modificados genéticamente de lo que todavía no han sido alterados. Los gigantes en la venta de semillas han hecho tal notable pobre trabajo de prevenir que sus semillas alteradas fluyan a los campos vecinos, echando raíces y cruzando su polinización que, en muchas partes del mundo, comer alimentos no transgénicos ya no sea una opción - todo el suministro alimentario ha sido contaminado. Las vallas que protegen el interés público parecen estar desapareciendo rápidamente, mientras que las que restringen nuestros derechos continúan multiplicándose.
Cuando primeramente noté que la imagen de una valla continuaba saliendo en discusiones, debates y en mis propios escritos, me pareció significativo. Después de todo, la década pasada de integración económica ha sido potenciada por promesas de caídas de las barreras, de un incremento en la movilidad y mayor libertad. Y aun después de 13 años de la celebrada caída del muro de Berlín, estamos rodeados de vallas una vez mas, cortado -de uno a otro, de la Tierra y de nuestra habilidad para imaginar que el cambio es posible. El proceso económico que continua por el benigno eufemismo "globalización" ahora alcanza cada aspecto de la vida, transformando cada actividad y recurso natural en una medida y una materia poseída. Como el investigador sobre el trabajo, afincado en Hong Kong, Gerard Greenfield apunta, el actual estado del capitalismo no es simplemente sobre el comercio en el sentido tradicional de vender mas productos a través de las fronteras. Es también sobre alimentar la necesidad insaciable de los mercados por crecimiento redefiniendo como "productos sectores enteros que fueron previamente considerados parte de "lo común" y no para la venta. La invasión de lo público por lo privado ha alcanzado a categorías tales como la salud y la educación, por supuesto, pero también ideas, genes, ahora vendidas, patentadas y encerradas, así como remedios aborígenes tradicionales, plantas, agua e incluso células madre humanas. Con el copyright ahora EEUU es el único mas grande exportador (mas que bienes facturados o armas), la ley internacional de comercio tiene que se comprendida no solo cuando derriba barreras selectivas al comercio sino con mas exactitud, como un proceso que sistemáticamente levanta nuevas barreras -sobre el conocimiento, la tecnología y recursos nuevamente privatizados. Estos Derechos de Propiedad Intelectual en Relación al Comercio (Trade Related Intellectual Property Rights) son los que previenen a los granjeros de replantar las semillas patentadas por Mosanto y convertir en ilegal para los países pobres fabricar drogas genéricas mas baratas para llevar a sus necesitadas poblaciones La globalización esta ahora en tela de juicio porque al otro lado de estas vallas virtuales esta la gente real, fuera de las escuelas, hospitales, lugares de trabajo, sus propias granjas, casas y comunidades. La masiva privatización y la desregulación han reproducido ejércitos de gente aislada, cuyos servicios ya no se necesitan, cuyos estilos de vida están liquidados como "un paso atrás", cuyas necesidades básicas no son respondidas. Estas vallas de exclusión social pueden deshacer una industria entera, y pueden también liquidar todo un país, como ha ocurrido en Argentina. En el caso de Africa, esencialmente un continente entero puede encontrarse exiliado al mundo de las sombras global, fuera del mapa o de las noticias, apareciendo solo en tiempos de guerra cuando sus ciudadanos son vistos con sospecha de miembros potenciales de la milicia, posibles terroristas o fanáticos anti-americanos.
En realidad, notablemente poca gente aislada de la globalización usa la violencia. La mayoría simplemente se muda: del campo a la ciudad, de país a país. Y es cuando se enfrentan cara a cara con las distinguibles, no virtuales vallas, las que están hechas de cadenas unidas y cable espinosos, reforzadas con hormigón y guardadas con ametralladoras. Donde quiera que oiga la frase "comercio libre", no puedo imaginar las factorías enjauladas que visite en Filipinas e Indonesia que están rodeadas de puertas, puestos de vigilancia y soldados -para evitar filtraciones - los productos altamente subvencionados y que los sindicatos entren. Pienso, también, sobre un reciente viaje al desierto del sur de Australia donde visite el infame centro de detención de Woomera. En Woomera, cientos de afganos y refugiados iraquíes, huyendo de la opresión y la dictadura en sus propios países, están tan desesperados para que el mundo vea lo que esta pasando detrás de la valla que llevan a cabo huelgas de hambre, se lanzan desde los tejados de sus barracones, beben champú y cosen su boca.
Estos días, los periódicos están llenos con espantosas cantidades de buscadores de asilo intentando atravesar fronteras de países escondiéndose entro los productos que gozan de mayor movilidad que ellos. En diciembre del 2001, los cuerpos de ocho refugiados rumanos, incluyendo dos niños, fueron descubiertos en un contenedor lleno de muebles de oficina: se habían asfixiado durante el largo viaje por el mar. El mismo año, los cuerpos de dos refugiados fueron descubiertos en Eau Claire, Wisconsin, en un barco con adornos de baño. El año anterior, 58 refugiados chinos se ahogaron en la parte trasera de un camión de reparto en Dover. Todas estas vallas están conectadas: las reales, hechas de acero y alambre de espinas, son necesarias para hacer cumplir las virtuales, las que ponen fuera de tantas manos los recursos y la riqueza. Simplemente, no es posible mantener apartado esto de nuestra riqueza colectiva sin una estrategia de acompañamiento para controlar el malestar popular y la movilidad. Las firmas de seguridad hacen sus mejores negocios en la ciudades, donde la distancia entre rico y pobre es mas grande -Johanesburgo, Sao Paulo, Nueva Deli- vendiendo puertas de hierro, coches blindados, desarrollados sistemas de alarma y alquilando ejércitos de guardias privados. Los brasileños, por ejemplo, gastan 4.5 billones de dólares al año en seguridad privada, y los 400.000 policías de alquiler armados sobrepasan los oficiales de policía reales por casi cuatro a uno. En la profundamente dividida Surafrica, el gasto anual en seguridad privada ha alcanzado 1.6 billones de dólares, mas de tres veces lo que el gobierno gasta cada año en vivienda a precios cómodos. Ahora, parece que los componente confinados protegiendo a los que tienen de los que no, son microcosmos de lo que se esta convirtiendo en un estado de seguridad global –no una aldea global intentando disminuir muros y barreras, como fue prometido, sino una red de fortalezas conectados por corredores de comercio altamente militarizados.
Si este dibujo parece extremista, es solo porque la mayoría de nosotros en el oeste raramente ve las vallas y la artillería. Las factorías cercadas y los centros de detención permanecen escondidos en lugares remotos, siendo menos posible hacer un desafío directo a la retórica seductiva de un mundo sin fronteras. Pero sobre los pasados años, algunas vallas han sido puestas a la vista de todos - a menudo, llegado el caso, durante los encuentros donde este brutal modelo de globalización avanza. Ahora, se asegura, que si los líderes mundiales quieren juntarse a discutir un nuevo tratado comercial, necesitarán construir una moderna fortaleza para protegerse de la furia del público. Cuando la ciudad de Quebec acogió el Encuentro de las Américas en abril del 2001, el gobierno canadiense tomó una decisión sin precedentes, construir una jaula no solo en el centro de conferencias, sino en el centro de la ciudad, forzando a los residentes a mostrar documentación oficial para llegar a sus casas y lugares de trabajo. Otra estrategia popular es mantener los encuentros en lugares inaccesibles: El encuentro del G8 este año fue llevado a cabo en las canadienses Montañas Rocosas , y el encuentro de la OMC en el 2001 tuvo lugar en el represivo estado del golfo, Qatar, donde el emir prohibió las protestas políticas. La "guerra contra el terrorismo" se ha convertido en otra valla para esconderse detrás, usada por los organizadores de los encuentros para explicar porque las muestras públicas de desacuerdo solo no pueden ser posibles en este momento o, peor, dibujando amenazantes paralelos entre manifestantes legítimos y terroristas inclinados a la destrucción.
Pero lo que son contados como confrontaciones amenazantes son, a menudo, alegres eventos, tanto que experimentan en vías alternativas de organizar las sociedades como críticas de los modelos existentes. La primera vez que participé en una de estas contra-cumbres, recuerdo haber tenido la sensación de que algún nuevo tipo de portal político se estaba abriendo -una puerta, una ventana, "una grieta en la historia", para usar la bonita frase del subcomandante Marcos. Esta apertura tuvo poco que hacer con la ventana rota de un McDonald"s, la imagen favorita de las cámaras de TV; era algo mas: un sentido de posibilidad, un golpe de aire fresco, oxígeno llegando al cerebro. Estas protestas - que son actualmente maratones de una semana de duración, de una educación intensa en políticas globales, sesiones de estrategia durante la tarde-noche en seis traducciones simultaneas, festivales de música y teatro callejero -son como un paso dentro de un universo paralelo. Durante la noche, el lugar se transforma en un tipo de ciudad alternativa global, donde la urgencia reemplaza a la resignación, logos corporativos necesitan guardia armada, la gente usurpa coches, el arte esta en todas partes, los extranjeros se hablan unos a otros, y la perspectiva de un cambio radical en la carrera política no parece como una idea caduca y anacrónica sino el mas lógico pensamiento en el mundo.
Incluso las fuertes medidas de seguridad son mencionadas por los activistas en parte de su mensaje: las vallas que rodean los encuentros se convierten en metáforas de un modelo económico que exilia a billones a la pobreza y a la exclusión. Las confrontaciones son mantenidas en la valla - pero no solo las que involucran palos y piedras; los frascos de gas lacrimógeno son devueltos con palos de hockey, los cañones de agua son irreverentemente desafiados con pistolas de agua de juguete y ruidosos helicópteros burlados con enjambres de aviones de papel. Durante el Encuentro de las Américas en Québec, un grupo de activistas construyó una catapulta de madera de estilo medieval, que hicieron rodar hasta la valla de 3 metros de altura que cerraba el centro de la ciudad y lanzaron osos de peluche por lo alto. En Praga, durante un encuentro del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, el grupo italiano de acción directa Tute Bianche decidió no enfrentarse a las líneas de policía antidisturbios vestida de negro con similares amenazantes mascaras y pañuelos; en lugar de esto, marcharon hacia la línea policial en prendas blancas rellenas de neumáticos de goma y acolchados Styrofoam.Ante esta mezcla entre "darth Vader" y un ejército de hombres de Michelín, la policía no podía ganar. Estos activistas son bastante serios en su deseo de interrumpir el actual orden económico, pero su táctica refleja un obstinado rechazo a comprometerse en las clásicas luchas de poder Su objetivo no es tomar el poder para sí mismos sino desafiar por principio la centralización.
Otras clases de ventanas se están abriendo también, conspiraciones silenciosas para reclamar espacios privatizados y activos para uso público.
Quizás, sean los estudiantes quitando anuncios de sus clases, o intercambiando música en línea, u organizando centros de información independientes con software gratis. Quizás, sean los campesinos de Tailandia plantando vegetales orgánicos en campos de golf sobre-irrigados, o granjeros sin tierra en Brasil cortando vallas en tierras sin uso y convirtiéndolas en granjas cooperativas. Quizás los trabajadores de Bolivia revirtiendo la privatización de sus suministros de agua, o los residentes en municipios de Suráfrica reconectando su electricidad a los vecinos bajo el eslogan Poder para la Gente (Power to the People). Y una vez reclamados, estos espacios están también siendo reconstruídos.
En asambleas y consejos vecinales, en las ciudades, en centros de información independientes, en bosques y granjas comunitarios, esta emergiendo una nueva cultura de vibrante democracia potenciada y reforzada por la participación directa, sin disminuir o desanimarse ante espectadores pasivos.
A pesar de todos los intentos de privatización, resulta que hay cosas que no pueden ser apropiadas. Música, agua, semillas, electricidad, ideas - continúan ignorando los límites erigidos alrededor de ellos. Tienen una resistencia natural a envolverse, una tendencia a escapar, a polinizar, a fluir a través de las vallas y a huir por las ventanas abiertas.
No esta claro qué saldrá de estos espacios liberados, o si lo que emerge será suficientemente duro como para resistir los crecientes ataques de la policía y el ejército, cuando la línea entre activismo y terrorismo es deliberadamente desdibujada. La cuestión de lo que viene me preocupa. Cuando miro de nuevo estos recortes de periódico, los veo como lo que son: postales de momentos dramáticos en el tiempo, una grabación del primer capítulo en una muy vieja y recurrente historia, la que habla acerca de gente empujando las barreras que intentan contenerles, abriendo ventanas, respirando profundamente, degustando libertad.
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Esta pieza está extraída de Vallas y Ventanas (Fences and Windows), de Naomi Klein, publicada por Flamingo. The Guardian © Traducido por Mario Cuellar http://www.globalizate.org/