por Juan Francisco González Tejada
Tengo que decir que cuando escuchaba esta noticia, me emocioné como lo hago cuando ante mi ojos veo, la expresión viva de los sentimientos humanos. Eso me pasa desde que de pequeño veía aquellas películas que nos hacían bucear en el mundo de los sentimientos mas nobles del ser humano. Muy lejos de lo que, por desgracia, la pluralidad televisiva actual pone delante de los ojos de nuestros hijos.
Después de presenciar semejante ejemplo, que no es el relato literario de lo potencialmente posible, de lo que las cosas debieran ser, sino que es la IDEA llevada al mundo de los hechos, me preguntaba y la vez me respondía, qué sería de esta sociedad nuestra si nuestros políticos, los que se encuentran en una posición desde la cual pueden influir en las vidas, los destinos o las circunstancias de los demás, mostraran esta generosidad, esa humildad, ese trabajo silencioso pero efectivo. No estaríamos donde estamos, habríamos salido de la tortuosa autopista por un lado de la PROPAGANDA, de la incompetencia, de torpeza reiterada, de la mentira inoculada en la vena social, de la mediocridad llevada al elitismo político. Y por otro, de la no menos tortuosa autopista de la critica fácil, de la contemplación plácida del derribo de la casa donde hemos de dormir sin tener el arrojo de remangarse para poner sobre la mesa el proyecto claro, definido y valiente de cómo apuntalar, arreglar y engrandecer el solar PATRIO que no pertenece ni a esta ni a la próxima generación, sino que es un patrimonio que hemos heredado no para liquidarlo sino para engrandecerlo y acrecentarlo.
Vicente del Bosque, una gran persona, un español de los que estamos muy necesitados. Aunque sólo sea por eso, este hombre debiera ser ministro de Educación para la ciudadanía. Aunque sea sin cartera, su valor está en el gran espíritu que le anima.