El pasado 5 de febrero tuvo lugar la quinta sesión de la tertulia "Rincón Auténtico, en el que una camarada de Falange Auténtica de Vizcaya nos estremeció a todos los asistentes, con una sencilla narración de lo que es la vida cotidiana en el País Vasco.
Dejando a un lado su militancia política -que, por supuesto, tiene que llevar en el más absoluto de los secretos-, nos introdujo en la pesadilla que supone el sobrevivir en la comunidad autónoma vasca cualquier persona que no comulgue con las ideas nacionalistas.
Nos habló de la desinformación y la ocultación de cualquier tipo de corriente contraria al pensamiento único que impera en Vasconia, de cómo en los puestos de diarios la prensa no nacionalista es escondida para que no esté a la vista de los ciudadanos, de cómo el mero hecho de comprar un determinado periódico puede suponer una aventura con incierto final.
Como ella misma dijo, la palabra que define la vida en el País Vasco es silencio. Silencio para todo y en todas partes, un silencio impuesto en esta tierra por la fuerza o que, simplemente, la gente se autoimpone por supervivencia.
Una significativa frase intentaba resumirnos ese día a día que vive en primera persona: "En el País Vasco la mitad de la población tiene una venda en los ojos y a la otra mitad nos la han puesto en la boca.
Tal y como hemos manifestado en múltiples ocasiones, el embrión de este terrible mal, es la Educación. Fueron especialmente terribles las experiencias vividas en sus propias carnes por el simple hecho de intentar que sus hijos recibiesen enseñanza en castellano; es, sencillamente, imposible. Cualquier excusa es perfecta para evitar esa tentación: que la otra enseñanza es mejor, que ningún niño quiere estudiar en castellano, que le van a marginar, que no hay niños suficientes para formar un grupo... una situación lamentable.
Como lamentable es el abandono del Estado en este problema de violación de los derechos humanos, de ausencia de libertad en parte de su territorio. Qué triste que se haya llegado a esta situación con la complicidad, en unos casos, y con la dejadez, en otros, de los partidos parlamentarios de implantación nacional.
En muchos colegios, facultades e incluso guarderías se enseña a odiar a España y a los españoles, se miente sistemáticamente y se margina a los no nacionalistas. Se han inventado una historia que nunca ha existido para justificar lo injustificable. Los libros de texto son una novela de ficción, en la que se habla de un país oprimido e invadido. Los apuntes les cuentan cómo hay que odiar a todo lo que huela a español.
Como bien nos dijo nuestra camarada, en el País Vasco, no existe el Derecho, existe una política de hecho. Ésta es la triste realidad de una parte de España que rara vez se ve en los informativos, que no se comenta en las tertulias radiofónicas y que no es objeto de programas de investigación periodística, con cámara oculta incluida, para emitir en horario de máxima audiencia.