El año 2008 seguramente será recordado por la prensa y por la historia como el año en que la crisis afloró después de varios años gestándose. Una crisis que ha supuesto un durísimo golpe para el sector inmobiliario y las constructoras. Un sector económico, que no debemos olvidar, llevaba años de beneficios basados en gran medida en la especulación, y que había hinchado el mercado de un bien básico como es la vivienda, hasta niveles de donde solo podía escapar de la manera que lo ha hecho ahora: estallando.

Pero este año será recordado también por otras cosas que a nosotros en Falange Auténtica nos preocupan mucho. 2008 será recordado por muchas familias por ser el año en que algunos de sus miembros volvieron a engrosar las listas del paro. Por ser el año en que se quedaron sin vivienda por no poder pagar la hipoteca que subiendo, subiendo, al paso de todos los demás productos necesarios para subsistir, se había puesto a niveles simplemente imposibles de abarcar.

El año 2008 será recordado con amargura y con un pequeño escalofrío. Fue ese el año en que despertamos del sueño del crecimiento económico y la riqueza, para descubrir otra vez más, que cuando las cosas van mal, los que se han enriquecido en el pasado se escapan por los desagües del sistema capitalista para salvar lo ganado y esperar mejores tiempos. Los bancos que azuzaron el crecimiento en los buenos tiempos, ahora racanean con nuestro dinero que les cedemos tontamente, para dar la espalda a tantas empresas pequeñas y particulares que obtenían dinero de la banca cuando realmente no lo necesitaban, pero que no van a obtener ahora que necesitan apoyo financiero, nada más que un "lo siento, la situación económica nos aconseja no darle a usted más crédito. Despertaremos del sueño inconsciente en que muchos trabajadores dormitábamos, para darnos cuenta que aquí, una vez más, el pato lo paga quien menos tiene y quien menos posibilidades tiene de defenderse.

 

De defenderse y no de otra cosa se trataba hasta hace poco el 1 de mayo. De defenderse con la reivindicación, con la movilización, con la presión social. De formar piña contra las injusticias, de plantar cara al despropósito económico o al frío calculo impersonal de la tecnocracia económica.

 

También se trataba el 1 de mayo, y en nuestro caso se sigue tratando, del momento ideal para afirmar que el sistema económico actual está agotado, que sus beneficios no alcanzan a mejorar las condiciones generales de vida de toda la población y que toca superar un marco injusto donde el trabajador es solo un factor productivo y solo se piensa en su bienestar en tanto cumpla adecuadamente su papel de consumidor. Y para nosotros esto es algo que no se dice solo el primero de mayo, sino todos los días y por eso hemos dicho en más de una ocasión, que todos los días son primero de mayo.

 

Hoy apelamos a la conciencia de los trabajadores porque es justo reconocer que en estos últimos años la insolidaridad se ha acomodado también entre los que cualquier día de estos van a necesitar de la solidaridad de los demás.

 

Necesitamos denunciar la actitud de muchos trabajadores, algunos entre los trabajadores del estado y otros incluso entre las filas de los sindicatos que han reducido la lucha sindical a la consecución de ventajas personales y prebendas a cambio de olvidar las justas reivindicaciones que precisa un pueblo trabajador que ahora ve como su economía domestica se tambalea y está a punto de derrumbarse como un castillo de naipes.

 

Es bueno el primero de mayo para señalar, por ejemplo, que el Estatuto del Autónomo viene a dividir a los trabajadores, entre otros motivos porque sirve para legitimar que muchos trabajadores por cuenta ajena sean encuadrados en un régimen social que les recorta derechos y que además reduce los ingresos de los sistemas estatales de previsión, cuando la única realidad es que la inmensa mayoría de los trabajadores autónomos comparten con la inmensa mayoría de los trabajadores por cuenta ajena, idénticas incertidumbres, las mismas necesidades y afrontan los mismos retos, por lo que debieran ser también sujetos de idénticos derechos y deberes.

 

No puede pasar esta fecha sin que observemos con disgusto y reproche las medidas que el gobierno utiliza para maquillar su política de falso socialismo y para dar sensación de preocuparse por el trabajador. Medidas como la entrega de los 400 euros tan solo a los que pagan impuestos, como si no fuera cierto que en la mayor parte de los casos quienes más necesitan ayudas, son precisamente los que ni para pagar impuestos tienen, suenan más bien a compra masiva de votos. La entrega de ayudas por nacimiento, también de forma absolutamente plana sin tener en cuenta ni niveles de renta, ni situación familiar de los perceptores, tiene igualmente el tufo inconfundible de las medidas electoralistas, fruto del marketing, mas que de la cuidadosa lucha contra el desarraigo social o a favor del crecimiento demográfico. Y solo mencionamos, dos de las medidas, porque hay más y ahora sería largo enumerar todas las cuestiones en que el Gobierno nos defrauda. La necesidad que no negamos de promulgar leyes como la de dependencia o la creación incluso de Ministerios como el de Igualdad, cuando se convierten en una mera gesta propagandística para que el PSOE pueda seguir exhibiendo la S y la O en su nombre, nos parece a los falangistas auténticos, una burla que parece que duele especialmente el primero de mayo.

 

Todos los días y a todas horas debemos seguir dedicando nuestros esfuerzos a superar este sistema económico para que nuestras necesidades materiales sean cubiertas dignamente y podamos dedicarnos a la satisfacción de nuestras necesidades espirituales que son las otras grandes perdedoras de esta crisis de 2008. Porque nos tememos que esta crisis va más allá de lo económico, para incidir directamente sobre el modelo social que nos mueve y los valores que permiten que un mundo cada vez más eficiente sea al tiempo cada vez menos justo y el hambre y las penurias no remitan sino que se incrementen con el paso del tiempo.

 

Eso hacemos en Falange Auténtica. Hoy, cediendo al influjo de la fecha y reclamando un nuevo proyecto de sociedad donde los trabajadores con un ímpetu mayor del que  hoy lo vienen manifestando cumplan con su trabajo, a sabiendas que el fruto de su sacrificio y entrega, el beneficio de la actividad, será solidariamente repartido entre todos lo que intervienen en el trabajo  porque la empresa será una empresa SINDICALISTA, con la alta tarea moral de construir un sistema económico al servicio de la PERSONA. Y mañana lo mismo, o parecido, que todos los días son primero de mayo.


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