Como suele ocurrir, casi siempre se van primero los hombres buenos, los amigos imborrables, los camaradas inolvidables. Y de eso podemos saber mucho quienes fuimos, en esta España que todavía no nos gusta, camaradas de Pascual Sánchez Maiquez, en sus ilusiones y en sus esperanzas. Atravesando tiempos difíciles, soportando mentiras, Pascual desde su honestidad personal y su fiel condición, siempre se mantuvo firme en sus convicciones azules y en sus compromisos insobornables; jamás dudó de su fe y nunca abjuró de su conciencia política.
Porque tuvimos la suerte de conocerlo y admiramos su sentido del honor y la palabra. Amigo y camarada Pascual: a ti el descanso eterno, a nosotros seguir tu ejemplo de español y falangista.
Siempre estarás con nosotros.