Por Tacho
El pasado día primero del año tomaba posesión, en un ambiente de euforia y alegría, el nuevo presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva, un viejo luchador sindicalista y obrero metalúrgico. Esto no tendría mayor trascendencia si se produjese en otro sitio, pero ha ocurrido en Brasil, un país con el 40% del PIB de América del Sur y con una población de 170 millones de habitantes, donde, al menos un tercio vive en la pobreza más absoluta e indignante. Y ha ocurrido en un país nunca hasta ahora gobernado por alguien "de abajo, es decir, de las clases populares. Como rezaba una pancarta colocada al lado de la Catedral de Brasilia: " Los que nunca tuvieron gobierno saludan al presidente Lula, muy expresiva.
Y, es que Lula, representando al Partido de los Trabajadores, ha llegado al poder con una mayoría popular importante y de forma democrática, gracias al apoyo y movilización de sectores como el Movimiento de los Sin Tierra, la confederación de ONG"s de Brasil, la Central Única de Trabajadores y con el inestimable apoyo de las comunidades de Base de la avanzada y social Iglesia Católica Brasileña.
En su discurso de investidura Lula prometió acabar con el hambre en Brasil, llevar a cabo la reforma agraria, duplicar el salario mínimo, rechazar el ALCA (Acuerdo de Libre Comercio de las Americas) como instrumento colonizador yanqui y potenciar el MERCOSUR, defender la independencia y soberanía brasileña dentro de un proyecto nacional, así como mejorar los servicios básicos como la sanidad, vivienda, educación, pensiones, etc. En política exterior prometió impulsar la construcción de una América del Sur prospera y unida basada en ideales democráticos y de justicia social. Todo un reto.
¿Tiene Brasil y por extensión el resto de Iberoamérica la oportunidad de experimentar nuevos modelos sociales y económicos? ¿Podrá Lula hacer políticas sociales sin los dictados, de dictadores, del BM y del FMI? ¿Se atreverá a hacer frente a la inmoral e injusta deuda externa de 250 mil millones de dólares? ¿Caerá en el populismo barato? ¿Se enfrentará a las políticas imperialistas norteamericanas en la zona?
Desde luego son muchos los retos, dudas y esperanzas que se abren en este nuevo periodo. Falange Auténtica siempre estará al lado de los "de abajo, los falangistas auténticos de este y del otro lado del charco siempre nos posicionaremos con aquellos que busquen modelos alternativos al deshumanizado y materialista capitalismo neoliberal y al imperialismo, modelos basados en la democracia, la libertad y la dignidad de todas y cada una de las personas cuyo fin sea el bienestar y el bienser de todos, los falangistas reclamamos el derecho a la construcción política de nuestro tiempo y de nuestra generación, pero ¿estamos ante un cambio en el panorama político de América del Sur?... Estaremos atentos.