¿Cuáles son las diferencias entre el nacional-sindicalismo y el comunismo de consejos o comunismo consejista?
- Preguntas enviadas por R.C.S.
Con todos los aspectos que sostienen el carácter “consejista” de esta versión del comunismo al que usted alude, FALANGE AUTÉNTICA encuentra bastantes elementos de coincidencia formal. Ya hemos tenido ocasión de insistir aquí en que nuestro modelo de organización económica y de relaciones de trabajo se basa en elementos autogestionarios y en la propiedad de los medios de producción en manos de los trabajadores a través de sus sindicatos profesionales. En paralelo, nuestro modelo de organización política parte de las asambleas locales o, si se prefiere, Ayuntamientos o distritos asamblearios para construir a partir de ellos toda la estructura política del Estado.
Y hasta aquí las coincidencias. Sin restar un ápice de valor a muchas de las categorías puestas de manifiesto por Marx y Engels, FALANGE AUTÉNTICA profesa una visión del mundo opuesta a todas las variedades de comunismo. Así, y partiendo del reconocimiento de la realidad de la lucha de clases, el humanismo falangista aboga por una solución integradora del conflicto entre burguesía y clase obrera. Los comunismos, por su parte y sin excepción, ya sea por métodos leninistas o menos expeditivos, portan consigo el germen homicida del exterminio de la burguesía. Por eso el gulag es consustancial a esta ideología.
El comunismo se afana mucho por alentar el odio de clase hacia la burguesía. Es una de sus señas de identidad más distintivas. Por el contrario, y a pesar de las infinitas veces en que ha sido denostado –a veces con toda razón- los falangistas hallamos valores en el espíritu burgués que bien querríamos que se hicieran extensivos al conjunto de la sociedad. En efecto, la cultura intelectual y la liberalidad son cosas propias de burgueses y no sabríamos bien qué objetarles.
Desde la perspectiva del materialismo histórico el aspecto último del espíritu burgués es, sin embargo, la posesión de tales medios que permiten a un hombre alquilar mano de obra a su servicio. Ser burgués es sinónimo de ser propietario y de ejercer la propiedad de forma deshumanizada. Honestamente, los falangistas pensamos que al recaer la propiedad última de los medios de producción en los sindicatos profesionales la amenaza de explotación desaparece y, con ella, el odio de clase y los baños de sangre que han caracterizado al comunismo desde su primera hora.