Decía José Antonio que ser falangista estaba reñido con no ser poeta. Pero dado el nivel que nos asola en estos días casi podríamos conformarnos con que, al menos, quien se tiene por falangista no sea un perfecto ignorante.
Viene el comentario a colación de algunas reacciones destempladas habidas a tenor de un reciente pronunciamiento de Falange Auténtica. Espetaba <FA> al partido de Abascal su falso patriotismo por no prestar su apoyo parlamentario a la próxima investidura de Pedro Sánchez.
¿La diferencia entre VOX y la Falange? Que José Antonio ya hubiera ofrecido su apoyo parlamentario a la coalición de gobierno de izquierdas con tal de que éste no tuviera que pactar con el separatismo. Pero hay que ser auténticamente patriota para semejante sacrificio.
— Falange Auténtica (@fautentica) 29 de abril de 2019
Y no, no es que los falangistas auténticos sintamos una gran devoción por el simulacro de socialdemocracia que representa el PSOE, ni mucho menos por el pseudomarxismo progre del conglomerado Iglesias-Garzón.
El punto donde <FA> ha querido poner el acento es en que prefiere mil veces un gobierno PSOE-UP que un gobierno PSOE-UP sometido, además y para mayor escarnio, al chantaje separatista y a las exigencias del “proces” y de la “agenda vasca”. La lógica del argumento es tan aplastante que nos parece mentira tener que explicarla a gente que se tiene por falangista.
El partido de Abascal ni siquiera se ha dado por aludido. Por su parte, algunos medios de la izquierda han aplaudido con sorpresa que <FA> haya dado lecciones de patriotismo a VOX en este particular sin cejar por ello en su cansina estrategia de presentarnos como un grupo fascista. Habría que esperar la reacción de esos mismos medios cuando <FA> utilice en el futuro este mismo argumento pero a favor de una coalición de gobierno de derechas. Porque la cuestión es muy otra a la hemiplejia de la izquierda y la derecha; la cuestión es que la unidad de España está en juego y que debe defenderse a toda costa, gobierne quien gobierne.
Causa intenso sonrojo la manera en la que algunos pretendidos falangistas ignoran dolorosamente su historia. Prestos a verter hasta la última gota de su sangre en la defensa de España se ve que, en cambio, no comprometen el gasto de media neurona al servicio de esa misma causa.
José Antonio, en efecto, no hubiera dudado en aproximarse a la izquierda si eso hubiera supuesto un beneficio para la Patria. Y no es una ocurrencia de <FA>, ni es una boutade para llamar la atención ni crear polémica. En la carta que el dirigente socialista Indalecio Prieto dirige al ministro británico de Exteriores en septiembre de 1944 dice, textualmente: “¡Cómo quería (José Antonio) fundar el Partido Social Español! ¡Cómo me alentaba para que yo recogiese lo más sano de lo que en España se llamó Partido Socialista, y marcháramos juntos! ¡Cómo me hizo dudar y vi que estábamos rebasados! Sin guerra civil –inevitable- todo era posible”.
Inmediatamente, Prieto muestra en esta carta su agradecimiento personal a José Antonio porque la Falange le hubiera prestado escolta cuando sus “compañeros” decidieron zanjar sus diferencias con él enviándole sus pistoleros profesionales. Que los tuvo el PSOE en buen número y de la peor calaña.
Pero claro, ésta es la declaración de un “rojo”. Carece de credibilidad, aún cuando supone un homenaje extraordinario y sincero al fundador de la Falange. Así que habría que recordarles que fue el propio José Antonio de puño y letra quien propuso, en agosto de 1936, la formación de un gobierno de salvación nacional. Un gobierno sin carteras para los falangistas e integrado mayoritariamente por ministros centristas y moderados, aunque todos ellos republicanos. Y con algunos asientos reservados a los socialistas (el mismo Prieto) y donde figuraban, ¡oh blasfemia suprema!, al menos dos altos dirigentes de la Masonería.
Éste es el José Antonio real, no el querube fabricado por el franquismo de fácil digestión para las mentes acomodaticias de la izquierda, la derecha… y algún que otro despistado.