Las cifras recién publicadas por el Ministerio de Trabajo e Inmigración se revelan escandalosas en cuanto al aumento del paro en nuestro País y, por desgracia, podemos estar seguros de que la cosa no acabará ahí  ya que vamos directos a rebasar durante este año la cifra de los cuatro millones de desempleados.

El gobierno mentiroso presidido por Rodríguez Zapatero ya no es capaz de enmascarar sus embustes, pese a la enorme batería mediática que despliega a diario para levantar cortinas de humo surgidas del desprestigio de la oposición y de la moderna versión del "pan y circo cuales son el fútbol y la fiesta (la de "los Goya, con los incondicionales de siempre es un ejemplo reciente).



Aun así hay datos que a los falangistas no nos permiten permanecer pasivos ante los desmanes que los gestores de la res pública  perpetran a diario. Mientras tres millones trescientos mil compatriotas ya sienten en carne propia el aguijón del desempleo y hay un millón de familias españolas donde ninguno de sus miembros tiene trabajo, la clase política corrupta continua con el despilfarro y el buen vivir a costa del sufrimiento de aquellos a quienes dicen servir.

Asistimos escandalizados a fechorías tales como que el Presidente de la Xunta de Galicia, el socialista Pérez Touriño, haya comprado su cuarto coche oficial que ha costado a las arcas públicas 480.000 €, después de haber reformado su despacho oficial por un importe de tres millones de euros. O que el gobierno catalán se empeñe en abrir "legaciones diplomáticas en el extranjero cuando la política exterior es competencia exclusiva del Estado, gastos que salen de las mismas arcas públicas que los destinados a sufragar las sedes que el Partido Popular está abriendo en París, Londres o Buenos Aires. Son sólo botones de muestra de cómo les preocupa a estos parásitos los sufrimientos de nuestra gente que ven día a día como se desploma su estabilidad familiar con tanto esfuerzo conseguida.

Observamos con rabia como los que supuestamente están llamados a defender a los trabajadores de tales desmanes, las centrales sindicales, participan también del festín y reciben, junto a las asociaciones empresariales, la mareante cifra de veinte millones cuatrocientos mil euros  (tres mil trescientos noventa millones de pesetas) de los presupuestos generales del Estado, aportados a través del Ministerio de Trabajo e Inmigración. Comprendemos así su pasividad ante la que está cayendo y nos llama la atención el que, junto a los eternos asiduos al festín CCOO y UGT (trescientos mil "liberados sindicales entre ambos), aparezcan otros sindicatos supuestamente alternativos como los anarquistas de la CGT, los nacionalistas de izquierda: Confederación Intersindical Galega, Intersindical Canaria o Intersindical Alternativa de Catalunya e incluso los batasunos de LAB, todos ellos prestos a recoger su parte de la tarta.

Defendemos la labor sindical, pero de unos sindicatos honestos encargados de velar por la existencia de una legislación social garante de unas relaciones laborales justas y promoveremos su trabajo desde un consejo  económico y social con decisiones vinculantes en esa materia. Por ello nos oponemos a  los sindicatos actuales que han degenerado hasta convertirse en meras estructuras burocráticas,  verdaderos cómplices del saqueo de los recursos públicos generados por los trabajadores.

Desde FALANGE AUTÉNTICA  denunciamos esta injusta situación y proclamamos nuestra oposición a que los partidos políticos, sindicatos, asociaciones empresariales u ONGs reciban un solo euro del Estado. Este tipo de asociaciones han de financiarse con las aportaciones de sus afiliados o simpatizantes y quienes quieran promover las mismas han de contribuir también a su sostenimiento como hacemos nosotros con la nuestra, porque la grandeza de una causa también está en el sacrificio y entrega de quienes la defienden.

De la misma manera, reiteramos nuestra propuesta de introducir códigos éticos de gestión pública para eliminar los innecesarios cargos de libre designación (enchufados) y para reducir al menos en un 25% los sustanciosos sueldos de los cargos públicos, así como la eliminación de las llamadas dietas. A la política se ha de ir  para servir a la Nación, dando ejemplo de honradez y austeridad y no para servirse de ella y ya está bien que ni siquiera en tiempos de dura recesión económica como los que estamos viviendo, los parásitos que nos desgobiernan atenúen su rapiña y continúen manteniendo un alto nivel de vida  a costa de los más necesitados y del trabajo del resto de los españoles.