El patrimonio cultural es frágil y sensible a ataques. Si bien en ocasiones se debe a posibles faltas de conocimiento, también frecuentemente se produce de forma deliberada por actuaciones negligentes o, incluso, por desidia de las administraciones públicas que deberían asumir su defensa.
Es por ello que los falangistas democráticos y sociales hemos constituido un grupo de defensa del patrimonio histórico-arqueológico y cultural.
Nuestro compromiso no sólo incluye velar por la correcta gestión, conservación y actuación sobre estos bienes, sino también la labor de concienciar a la población de la importancia del patrimonio histórico y el fomento de la educación desde edades tempranas, clave para preservar los monumentos, de manera que sea la propia Sociedad española la que, no sólo no los destruya, sino que actúe de guardiana y defensora de ese acervo, que a su vez es de vital importancia para las localidades y comarcas donde está enclavado, porque se convierte en un importante recurso, no sólo para conservar y fomentar nuestras tradiciones, sino también de atracción turística y desarrollo económico para muchas zonas de España.