Resulta innecesario comenzar esta valoración apresurada de los resultados electorales admitiendo que los resultados cuantitativos de Falange Auténtica el pasado 14 de marzo, son tan insignificantes que resultan irrelevantes en términos de política nacional. Es claro que hoy por hoy, como fuerza política, somos incapaces de influir sobre el poder ejecutivo en nuestra patria.
A renglón seguido, sin embargo, hay que hacer alguna consideración sobre lo que consideramos que se ha logrado en estas elecciones.
Lo primero que queremos destacar es la satisfacción de saber que los miembros de Falange Auténtica han participado en la medida de sus posibilidades en la campaña electoral y que el final de la misma, empañada por el trágico atentado del día 11 de marzo en Madrid, ha encontrado al grupo de personas que formamos esta organización, unidos y con la firme voluntad de seguir saliendo a las calles españolas a explicar lo que queremos, cosas que para nuestra satisfacción, son fáciles de asumir por muchos de nuestros oyentes, que al poco de tratar con nosotros cambian el gesto escéptico u hostil con el que inicialmente nos reciben, por una sonrisa de complicidad y por un respeto que parece contener un sentimiento de comprensión, seguramente insuficiente para decantar su voto hacia nuestras listas, pero indudablemente suficiente para incentivar la atención en nuestros mensajes la próxima vez que se crucen con nosotros, con nuestra propaganda o con alguna de nuestras publicaciones.
Por otra parte, consideramos que el voto obtenido por Falange Auténtica es un voto absolutamente consciente, un voto que implica conocimiento y compromiso, puesto que depositar un voto a una lista de Falange Auténtica, habida cuenta de la cantidad de opciones nominalmente falangistas que se ofrecían en las mesas electorales el pasado 14-M y de la clara diferenciación ante otras opciones que Falange Auténtica ha acentuado en su discurso y en su imagen pública, no es algo que se pueda hacer de manera casual o motivada por un lejano sentimiento de cercanía a una ideología en general desconocida y frecuentísimamente mitificada como es la que defendemos los falangistas. En ese sentido nos sentimos tímidamente satisfechos de nuestros resultados en esta primera convocatoria a elecciones generales, en la seguridad que el futuro puede sernos propicio si conseguimos poco a poco hacer llegar nítidos nuestros mensajes a la sociedad española.
En términos generales estas elecciones han supuesto un vuelco para la política en España. Sin embargo sospechamos que probablemente no supongan cambio alguno en lo esencial. PP y PSOE son indudablemente dos variantes muy semejantes de la actual manera de gobernar en Europa Occidental. Fieles exponentes ambos del pensamiento único y carentes los dos de el más mínimo sentido de la política imaginativa, el cambio tranquilo que promete Zapatero no será sino un cambio de gestores y la adopción de una serie de poses más o menos progresistas dejando en definitiva todo lo esencial intocado e intocable. Y a pesar de ello, esperamos que se cumplan alguitas de las promesas electorales del PSOE, tales como la vuelta a casa de nuestros soldados embarcados en la guerra injusta de IRAQ o el fomento del gasto social en algunos apartados que el PP abandono descaradamente a favor del fetichista déficit cero que tanto orgullo producía al gobierno saliente. En ese sentido el cambio no nos produce ningún temor, dado que es improbable que la situación social llegue a ser peor que la que hemos vivido bajo el mandato de la derecha.
Por otro lado, las circunstancias en las que se ha producido el cambio de gobierno, como casi siempre más a causa de la perdida de confianza en el partido perdedor que por la bondad del mensaje del partido ganador, son un mal comienzo para el futuro gobierno socialista, que si hay que hacer caso de las últimas conmociones vividas por el PSOE en los tiempos inmediatamente anteriores a estas elecciones, carece de un modelo de España y peca además de un acusada dispersión en los intereses regionales de cada agrupación socialista. Y en este aspecto sí debemos mostrar una cierta intranquilidad ante el futuro que pueda traernos ser gobernados por un partido terriblemente fragmentado y cuya cohesión i coherencia deja bastante que desear.
En definitiva, no nos queda sino seguir en nuestra posición, sin mostrar una especial predisposición favorable o desfavorable al nuevo gobierno, sabiendo que seguimos teniendo por delante el mismo trabajo que hace unas semanas: el ímprobo trabajo de conseguir que la sociedad española avance por el camino de valores diferentes de los que inspiran el capitalismo de este principio de siglo, la globalización de la economía ajena a los intereses de la población de los países desfavorecidos y una progresiva idealización del consumismo y del egoísmo como motor de nuestras vidas. Hacer atractivo un proyecto de patria abierta y solidaria, proponiendo un nuevo marco para la actividad política, donde se pueda ensanchar la democracia y buscar nuevas vías de superación de la injustita global que aqueja a nuestro mundo. Un proyecto para evitar las causas que empujan a los pueblos a guerras devastadoras y a masacres terroristas como las que nos sacuden actualmente.
Falange Auténtica, quiere por último agradecer a todos los que han participado en su esfuerzo electoral el apoyo prestado y por su supuesto quiere hacer público su agradecimiento a quienes se han atrevido a depositar en las urnas una papeleta de Falange Auténtica. Nuestro compromiso es no defraudar la esperanza que se esconde detrás de cada uno se esos sufragios.