Por Miriam Ben Ami
El general jefe del Ejército de Tierra, Teniente General José Mena Aguado, ha advertido de la posibilidad de intervención del Ejército si el estatuto de Cataluña es aprobado con contenidos que desborden el marco constitucional. La advertencia ha empañado el festejo de la Pascua Militar, ha dejado en entredicho al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez, ha abierto un nuevo frente de debate político y va a enrarecer, mas si cabe, las negociaciones sobre el estatuto. En todo caso este incidente marca el inicio del año político de una manera que desvela la inquietud que este controvertido estatuto está provocando en toda España. Hasta el punto que el Rey se vio ayer obligado a mencionar la palabra "reconciliación, como si estuviéramos ante una grave fractura social.
La Pascua Militar no ha vuelto a defraudar. Cuando todo parecía discurrir con total tranquilidad en la recepción tradicional del Palacio Real presidida por el Rey Juan Carlos, y en presencia de un presidente del Gobierno, bastante silencioso y muy serio ante los medios de comunicación – a lo mejor ya tenía noticias del pascualazo sevillano – en Sevilla saltaba la noticia de la advertencia militar al estatuto de Cataluña. Ni más ni menos que una advertencia en boca del General Jefe de la Fuerza Terrestre, Teniente General José Mena Aguado, quien recordó el artículo octavo de la Constitución que otorga a las Fuerzas Armadas la defensa de la soberanía y la unidad nacional en caso de que se desborde el marco constitucional, y por lo tanto la obligación de intervenir militarmente si se diera dicha circunstancia.
Imposiciones anticonstitucionales
El Teniente General Mena, que ha sido sancionado con 8 días de arresto domiciliario por orden del ministro de Defensa, José Bono – quien por cierto también ha recordado, en otras ocasiones, el mismo artículo octavo de la Constitución-, aludió en su discurso de la Pascua Militar como un capítulo inconstitucional la obligatoriedad de hablar catalán que se pretende en el proyecto del Estatut y declaró su esperanza de que el texto llegado a Madrid y que ahora es inconstitucional no se convierta en el documento final.
El pascualazo militar del Teniente General Mena no incurre en ninguna ilegalidad, pero si escapa de sus atribuciones porque su discurso gira sobre el ámbito de lo político, vulnerando la neutralidad que deben mantener los mandos militares en estas cuestiones y su advertencia suena a amenaza al poder civil democrático. De ahí la natural alarma creada, por mas que dicho discurso coincida con el sentir de gran mayoría de los mandos y jefes del Ejército, e incluso de los españoles, como lo ha recordado el Partido Popular sin desautorizar la proclama, que si fue muy duramente criticada por el PSOE y sobre todo por las fuerzas nacionalistas e IU, los que también se han lanzado a criticar la posición del PP.
El incidente militar sevillano tiene ya un precedente –hubo un coronel que envió correos electrónicos con una misiva similar y mas dramática, que fue pasado a la reserva hace meses – y dejó al presidente Zapatero en entredicho en plena Pascua Militar, el mismo día en el que el Rey volvía a pedir reconciliación y consenso entre todos los españoles confirmando con sus peticiones – reiteradas otras veces- que el momento político en el que estamos es difícil, de posibles enfrentamientos y crucial.
Recorte de libertades
Ahora se entienden mejor las prisas y el secretismo que este gobierno, de manera vergonzante, quiere imponer en torno al estatuto para que los españoles no descubran las trampas y los abusos inconstitucionales que conlleva, amén de un claro recorte de libertades y de derechos ciudadanos. Y que ya tiene sobre su redacción final la espada del hasta ahora Jefe del Ejército de Tierra, el teniente general Mena Aguado que ha dicho en público lo que piensa y de otra manera dice y repite el ministro de Defensa, al que le ha aguado la Pascua Militar aunque no tanto como a Zapatero, y eso que el ministro anunció en esta fecha su reforma de la carrera militar y la concesión de máximas condecoraciones – tardías, por cierto incluso para este Gobierno - a soldados españoles que actuaron en la guerra de Irak.
¿Qué efecto tendrá en los negociadores del estatuto catalán esta proclama militar? No lo sabemos, seguramente ninguna. Los de ERC subirán las apuestas y otros usarán la crisis para convencer a los nacionalistas de las grandes dificultades que comporta el pacto por lo que habría que rebajar el tono soberanista del documento. De un texto que, tal y como se redactó, no tiene buena solución porque o los nacionalistas traicionan su propia posición o el PSOE se traga un estatuto inconstitucional. El término medio es al día de hoy casi imposible de encontrar o de pactar.
No nos cabe ninguna duda de la buena intención del Teniente General, ni tampoco de la desazón y la inquietud que provocan en el estamento militar las pretensiones soberanistas de las nacionalismos periféricos, pero ello no quiere decir que estén exentas de critica. El papel constitucional de las Fuerzas Armadas como garantes de la integridad nacional no implica un tutelaje sobre la democracia. Los falangistas auténticos confiamos en que la madurez de nuestro sistema político defina unos techos competenciales, a los que es legítimo aspirar, que garantice los principios de unidad, coordinación y solidaridad interterritorial.
El canto del cisne
Por otra parte señalar que las palabras de D. José Mena Aguado nos suenan un poco a "canto del cisne, dado que apenas le quedan dos meses para su pase a la reserva. ¿Dónde estaba este Teniente General cuando se presentó el Plan Ibarreche a la Cámara Baja o cuando se aprobó la negociación con ETA por parte del Congreso o cuando el Proyecto de Estatuto para Cataluña se admitió a trámite?
Pero no queremos ser injustos con el hasta ahora Jefe del Ejército de Tierra; cabe pensar que ante el fin de su carrera militar, el Teniente General quisiera hacer un última reflexión en voz alta y clara sobre lo que en su opinión es un grave problema. En este caso se hace necesaria, en consonancia con las palabras del Ministro de Defensa en esta sonada Pascua Militar, un reestructuración integral de las Fuerzas Armadas que aborde la creación de un cauce de opinión y participación en el cual este sector tan importante de nuestra sociedad pueda armonizar la libertad de expresión con la disciplina.
Destacable una vez más la ética del talante practicada por José Bono. La reacción del ministro es también significativa de los tiempos que corren. Ahora la preocupación del Partido Socialista no es que las Fuerzas Armadas acaten el orden constitucional, sino que acepten pasivamente su desmantelamiento, que no hagan honor al juramento que se les impuso. Bono puede utilizarlas para captar votos y presionar a su Presidente, pero nuestros generales no pueden recordar cuáles son los deberes que las Cortes Constituyentes les asignaron. "A España servir hasta morir ¿Recuerda su señoría?
La unidad de España no se salvaguarda con arengas, probablemente tampoco con una constitución que ya tiene fecha de caducidad, ni con instituciones reinstauradas por imperativo de un dictador. Hace falta un proyecto colectivo e ilusionante que sepa sobreponerse a todas lo que nos separe y actúe de cemento en la edificación de una España mejor y más justa. A este proyecto común los falangistas auténticos lo llamamos Revolución. Y en eso estamos, mi Teniente General.