Por mendelevio
Españoles, el año pasado estábamos al borde del precipicio;
Este año hemos dado un paso el frente.
(Francisco Franco. Frase apócrifa.)
Se ha consumado. Rajoy ha seguido las instrucciones el FMI y de la comisión Europea. Para reducir el déficit (disparado por los pufos de Bankia) ha anunciado: el tipo general del IVA aumenta tres puntos (del 18 al 21%) y el tipo reducido del 8 al 10%, desaparece la deducción por la compra de vivienda. Se acelerará la jubilación a los 67 años (con la última reforma no se iba a implantar por completo hasta 2027). Además, la previsión es que se amplíe el período de cálculo de las pensiones, para tener en cuenta toda la vida laboral de los jubilados, Liberalización y privatización de servicios en el sector ferroviario, aeroportuario y portuario (Aena y Renfe, en el punto de mira). Elimina la paga de navidad de este año para funcionarios....
Estas medidas se adoptan, en teoría, para realizar una devaluación interna de la economía y hacerla más competitiva. España renuncia a su soberanía para realizar devaluaciones monetarias cuando adoptó el euro, de la mano del PP-PSOE.
Como ya anticipamos (http://www.falange-autentica.org/es/categorias/colaboraciones/1485-las-recomendaciones-del-fmi), sólo se va a conseguir deprimir más la economía, con lo que va a caer la recaudación fiscal y se va a agrandar el déficit. Esta vía de devaluación interna (es decir empobrecernos a casi todos vía reducción salarial y subida de impuestos, tasas...) manteniéndonos en una moneda fuerte no nos va a traer la competitividad. No son medidas para reactivar la economía, sino para garantizar cumplir los objetivos de déficit.
Está claro que imponiendo y aplaudiendo estas medidas nuestros desleales socios europeos no buscan la recuperación económica de España. Buscan estrujar a los españoles como a un limón para recuperar las deudas contraídas con sus bancos. Deudas que se contrajeron cuando a Alemania le interesaba que el Banco Central Europeo tuviera unos tipos de interés bajo, aunque eso en España provocara inflación y la burbuja inmobiliaria. Una vez exprimida España la dejarán caer o la expulsarán del Euro.
Mientras sigamos anclados en el euro estaremos hundiéndonos en la depresión económica. Nos anuncian, como ya amenazaron a los griegos, terribles consecuencias si nos salimos del euro. Evidentemente a corto plazo será traumático, desde un corralito a la argentina (que en el fondo es una confiscación de los ahorros en los bancos...) a una casi imposibilidad de importar con una moneda que estaría fuera de los circuitos internacionales, con unos precios disparados en combustible, medicamentos, tecnología... Caeríamos en una situación de inflación similar a la que vivió Perú en los 80 durante el primer mandato de Alán García, un desastre.
Y ¿a medio plazo?, ¿se equilibrará la balanza comercial? ¿Aumentará el turismo? ¿Crecerá la demanda interna de productos españoles? El crédito exterior hace tiempo que está casi cerrado para España, pagando tipos del 7%, que son prohibitivos, aunque se dupliquen no cambia demasiado el panorama ya que los de ahora, a medio plazo, no los podemos pagar. Para el petróleo siempre podemos recurrir a Irán, si nos desmarcamos de los intereses de Gran Bretaña, USA y Arabia Saudí.
Desde el punto de vista interior habrá unos grandes perjudicados, los ahorradores, que verán como a sus ahorros en el banco se los come la inflación de la nueva moneda. A los ahorradores de colchón y baldosa les quedará la incertidumbre de saber qué pasará con el euro tras la salida de España. Si este desaparece, esos billetes guardados pueden tener el mismo valor que los billetes confederados en 1866 o las pesetas de Negrín en 1939. Como beneficiarios están los deudores y los hipotecados, siempre y cuando sus deudas se reconviertan a la nueva moneda. Si no se condena a la miseria perpetua a medio país.
Aunque no se produzca una salida del euro inmediata el debate puede tener un punto de vista positivo. Da peso en las negociaciones de los ajustes al gobierno títere que tenemos. El aspecto negativo es que impone más incertidumbre a los mercados y da alas a los especuladores.
El margen de maniobra de España es mínimo. Permanecerá en el Euro mientras le intereses a Alemania y Francia, pero cuando a estos les salga más barata la caída de España que su agonía, nos expulsarán sin miramientos. No podemos elegir lo que hacer, sólo cuando y como. Sólo podemos escoger entre cocernos a fuego lento o romper a hervir de una vez. Como dijo el ministro peruano Juan Carlos Hurtado Miller, "¡qué Dios nos ayude!".