Las expectativas que había despertado la celebración de la Mesa Redonda sobre José Antonio y la República en la localidad castellonense de Segorbe, no fueron defraudadas. El histórico salón de actos del círculo segorbino se encontraba antes del comienzo del evento repleto de personas interesadas en la mesa redonda convocada por el Foro Digital La Espiral y moderado por el alcalde de esta importante localidad del Alto Palancia.
El centenar de personas que se dieron cita escucharon con gran interés las intervenciones de los oradores Juan Emilio Sanchís, Emilio Adán y Enrique Antigüedad, dirigidos por el primer edil de la localidad, Rafael Calvo, que hizo las veces de moderador y conductor del debate.
Lo que inicialmente se quiso ver equivocadamente como un debate a dos bandas entre los defensores de la II República y sus detractores -identificados éstos últimos con los que reivindicarían la figura política de José Antonio Primo de Rivera-, derivó, ya desde el principio, a un verdadero acto de concordia, en el que los ponentes pudieron defender su interpretación de los hechos históricos de aquellos años trascendentes para España, desde el reconocimiento y el respeto a los posicionamientos de los demás.
Además de relatar, cada cual desde su propia óptica, la participación de José Antonio en el discurrir de aquella República, hubo tiempo para repasar los acontecimientos históricos de la misma. Ésos que convirtieron las esperanzas iniciales por su advenimiento y la ocasión que suponía para el cambio que demandaba la sociedad española desde un régimen de poder arbitrario hacia un régimen ciudadano, en una experiencia en gran medida estéril y, además, en la antesala de la mayor desgracia sufrida por el pueblo español en el siglo XX: la guerra civil.
Hubo ocasión de reconocer que las responsabilidades sobre el desencadenamiento de la guerra debían ser repartidas entre las diferentes fuerzas políticas y se despachó una buena parte de esa responsabilidad a la incapacidad que tuvieron los gobiernos republicanos de crear un régimen de concordia. Los errores cometidos desde los extremos del espectro político y la incapacidad de los dirigentes de adoptar posturas que pudieran contener el sectario revolucionarismo de la izquierda y el cicatero reaccionarismo de la derecha, condenaron a la República al fracaso y al pueblo español a la guerra.
Los comentarios sobre José Antonio partieron desde el respeto a su figura personal y la crítica respetuosa hacia su posicionamiento político . Las citas esgrimidas por el ponente Emilio Adán, ex alcalde de Sagunto, elegidas entre las muchas declaraciones favorables a José Antonio de los que fueron sus adversarios políticos, un coherente reconocimiento de la profundidad del mensaje social de José Antonio por parte del escritor republicano Juan Emilio Sanchís Girbés y una clara explicación de los principios ideológicos que inspiraron la praxis política de José Antonio en aquellas circunstancias, desarrolladas por nuestro camarada Enrique Antigüedad, dejaron la figura de José Antonio incluida entre los grades hombres de aquella República, y su asesinato, tras un juicio político sin garantías jurídicas, fue reconocido por todos como un gran error que la República tuvo sin duda que lamentar. A la República le hubiera resultado muy útil contar con su calidad humana en momentos en los que toda iniciativa por la convivencia era de gran importancia para España.
El acto concluyó con un interesante turno de intervenciones del público, en el cual se pudo comprobar, por las preguntas dirigidas a Enrique Antigüedad, que la imagen que inicialmente se tenía de José Antonio, prácticamente de un fascista dedicado permanentemente a la destrucción de de la Segunda República española, había cambiado claramente a lo largo del coloquio, para ser reconocido como un líder político, apasionado y apasionante, que tuvo la desgracia de no poder desarrollar totalmente su propuesta política debido a su temprana muerte, pero que en todo caso, no puede ser acusado ni de haber atacado la II República por intereses reaccionarios o afanes autoritarios, ni de haber cerrado la posibilidad de participar en el esfuerzo por convertir esa República en un verdadero proyecto sugestivo de vida en común para el pueblo español.
Las respuestas de nuestro portavoz a las preguntas que le fueron realizadas, con respecto a algunos de los clichés políticos que se tienen de José Antonio (negación de la democracia, confesionalidad, totalitarismo, sindicalismo vertical, nacionalización de banca y servicios) fueron contestadas desde la doble óptica de lo que fue realmente, según nuestra opinión, la opción defendida en los treinta por el fundador de Falange Española y también explicando en qué ha devenido en la actual Falange Auténtica nuestra posición ante esas cuestiones. El resultado puede ser calificado, sin duda alguna, de muy clarificador y netamente positivo para nuestro objetivo de conseguir algo más de respeto y comprensión hacia nuestra organización, su historia y lo que políticamente quiere representar hoy.