El poeta y escritor falangista Eduardo López Pascual presenta en Alicante el libro: “Conversaciones con Miguel Hernández. Un falangista con el poeta”, una obra producto de una investigación de dos años, que va más allá de los dogmas, que aún a día de hoy, mantienen tirios y troyanos en esta España nuestra.

Más allá de tópicos, de tibiezas y de sectarismos que impiden que aflore la grandeza de una España solidaria, de hombres y mujeres capaces de enfrentarse a la adversidad y la estrechez de miras, por amor y justicia.

Cuando los vencedores se cansen de escribir la historia, y se agoten de llevar razón, una razón que no tiene partes ni dueños, y que nos ha llevado durante más de 80 años a tener que vivir tuertos, leeremos libros como el de López Pascual y entenderemos un poco mejor el alma humana. Y quizá entonces, a la luz del entendimiento, lloremos de pena.

 

En esa dirección, mirando al futuro con esperanza, sin dejar de pedir justicia y restitución, hicimos este año en Alicante nuestro pequeño homenaje a los que con tanto coraje como perdón en sus corazones, han hecho posible la paz y la convivencia en este país. Las víctimas del terrorismo de ETA.

Pedimos a nuestros gobernantes menos privilegios y más servicio a los demás. Más determinación frente a los atropellos contra la igualdad de todos los españoles y pusimos sobre la mesa algunas ideas de donde sacar fondos presupuestarios para distribuir la riqueza, apostar por los trabajadores y por la excelencia en la educación y la investigación.

El año pasado fue la amistad entre Federico García Lorca y José Antonio Primo de Rivera la protagonista de un encuentro entre amigos y camaradas, de la mano de Jesús Cotta, un escritor y profesor retador de dogmas, sea estos del color que sean. Honestidad obliga. Este año pasamos una gran tarde noche entre hermanos, velando a Miguel Hernández y a José Antonio Primo de Rivera. Quizá no es casualidad que descansen tan juntos. Aunque lo hicimos desde la alegría, brindando por el ejemplo de dos hombres que hicieron poesía con sus vidas, entregándoselas a aquello que más querían, su pueblo. El mismo pueblo. 

 

Falange Auténtica