Últimamente se ha incrementado el número de personas que participan en latarea de recuperar lo que se ha dado en llamar "Memoria Histórica, que consiste básicamente, en rescatar del olvido los nombres y apellidos de los millares de personas del bando republicano que fueron fusiladas o desaparecieron sin dejar rastro en el transcurso de la Guerra Civil y comienzos de la posguerra. Es indudable que este penoso trabajo cuenta con un amplio respaldo social, sobre todo de las familias de los difuntos, que llevan décadas esperando encontrar a sus seres queridos para darles un enterramiento digno. En idéntica circunstancia se encuentran los familiares de miles de personas asesinadas y desaparecidas gracias a la persecución del gobierno del Frente Popular y la labor de las distintas checas, encargadas de represaliar a quienes no participaban de sus mismos supuestos ideológicos. También deberían formar parte de esa memoria histórica, les guste o no a los profetas de la moderna progresía y al propio gobierno ZP, los miles de expedicionarios que constituyeron la División Española de Voluntarios, conocida popularmente como División Azul.

 

Recuperar la memoria, rescatar del olvido a los voluntarios de la División Azul, era el motivo principal por el que la Junta Regional de Falange Auténtica de Extremadura organizó una conferencia bajo el título "Los otros internacionales. Ellos también lucharon por la libertad: crónica de la División Azul, celebrada en el aula "Luis Chamizo del Centro Cultural de Guareña (Badajoz).

Tras la presentación del acto a cargo del coordinador regional de Falange Auténtica en Extremadura, el ponente Don Francisco García Gallego, médico pediatra, estudioso de la Guerra Civil y de la II Guerra Mundial, expuso de manera didáctica una amplia colección de fotografías que ilustraron su intervención, plagada de anécdotas de divisionarios. Gente sencilla que un buen día, por unas u otras razones (principalmente ideológicas, aunque también por aventura o mera necesidad) decidieron marchar a la estepa rusa para "devolverles la visita.

El doctor García Gallero expuso varios detalles dignos de tener en cuenta como que la mitad de los cuarenta y cinco mil divisionarios pagó aquella experiencia con la vida, la salud o la libertad, o que la inmensa mayoría de los voluntarios inscritos en la milicia de Badajoz eran jornaleros, braceros y obreros sin cualificación. Recordó la famosa cita del general Jürgens en su libro La División de Voluntarios Españoles, refiriéndose a dichos voluntarios con las siguientes palabras: "Si en el frente os encontráis a un soldado mal afeitado, sucio, con las botas rotas y el uniforme desabrochado, cuadraos ante él, es un héroe, es un español. En esa cita se resume el inmenso sacrificio y las innumerables penalidades que sufrió la División 250, penalidades por las que no pasó ninguna de las unidades del ejército alemán.

Pero sin duda, para nosotros los falangistas, la última parte de la intervención del doctor García Gallego, sin desmerecer nada de lo dicho anteriormente, fue la más interesante. En ella se dedicó fundamentalmente a intentar responder a una cuestión tan complicada como ¿para qué sirvió la División Azul? Según el general Aramburu Topete evitó a España implicarse de manera total dentro del conflicto bélico de la segunda guerra mundial. Más esclarecedoras son las palabras de quien fuera ministro de asuntos exteriores de la dictadura, Serrano Suñer, cuando enumera los siguientes motivos: "Evitar fatigas, incomodidades, contrariedades y para evitar la guerra misma; Para tener desagradables experiencias y para alejar a más de cuatro mil falangistas radicales de España. Dichas declaraciones del cuñadísimo de Franco son una muestra más de la usurpación y tergiversación de los ideales falangistas, amén de sus símbolos, por parte de un régimen dictatorial que de falangista no tenía absolutamente nada. Como mucho la cáscara. Aprovechándose de la buena voluntad de los voluntarios, movidos por sus ideales, el régimen se quitó de encima, y de un plumazo, a un número considerable de opositores. Auténticos falangistas que si no hubiesen marchado a Rusia hubieran denunciado una y mil veces que el régimen surgido del 18 de julio de 1936 supuso la aniquilación del sueño de amor y de justicia que representó la Falange fundacional.