Soy comunista desde que tengo uso de razón pero siempre me he sentido muy atraído por La Falange porque tenemos algunos cosas en común y me parece curioso este movimiento ¿Creen que es compatible ser comunista pero que no te desagrade La Falange?
- Preguntas enviadas por A.
La causa del sentimiento de no desagrado al que usted se refiere bien puede situarse en que el nacionalsindicalismo y el comunismo tengan al capitalismo como enemigo común declarado y estén resueltos a desmontarlo de manera revolucionaria. Sin embargo, la sabiduría popular ha sabido plasmar una advertencia al respecto: “el enemigo de mi enemigo no es mi amigo”. Y, efectivamente, nacionalsindicalismo y comunismo son ideologías igualmente enfrentadas entre sí.
Existen escasas coincidencias entre la mentalidad comunista y la falangista. Nos interesan, por ejemplo, las lecturas de la alienación desde el ámbito de la psicología y de la sociología. Y hubiéramos deseado que el análisis marxista de la explotación a través de la teoría del valor-trabajo resultase veraz porque facilitaría enormemente la crítica del capitalismo. Sin embargo, tenemos que concluir que los aspectos más interesantes del marxismo desde nuestra perspectiva –lo que se ha venido denominando como humanismo marxista- quedan falsados, negados, por la práctica real del comunismo. Sin ánimo alguno de ofenderle a usted personalmente consideramos que esta ideología o praxis política es intrínsecamente criminal y así lo atestiguan sus cien millones de muertos.
Usted demuestra una excepcional apertura al reconocer públicamente su no desagrado hacia la Falange. Un gesto que agradecemos cordialmente. También nosotros sentimos en su día la necesidad de despedirnos de Julio Anguita en términos elogiosos, atrayendo hacia nosotros las iras de la extrema derecha. Simplemente porque la verdad debe prevalecer. Podríamos recordar, también, la figura de Manuel Mateo, colaborador de la máxima confianza de José Antonio que abandonó su cargo de Secretario General del PCE de Madrid para unirse a la Falange. O la de destacados falangistas que terminaron su periplo vital en el comunismo (nos viene a la memoria la figura del Padre Llanos, por ejemplo). Una mentalidad simplista concluiría con la manida frase de que los extremos se tocan. Pero no hay que desconsiderar nunca la tendencia natural hacia la reconciliación entre las personas, aun cuando resulte imposible entre ideas antagónicas.
