¿Como puede llegar la falange al poder sin ser un partido político?
- Preguntas enviadas por N.
Narciso Perales (1914-1993), el falangista auténtico más influyente durante el oscuro período franquista, sintetizó en un párrafo memorable la concepción del poder político propia del nacionalsindicalismo:
"No pretendemos la conquista del poder, sino su distribución. La única sociedad humana, según nuestra concepción, es la que se basa en la libertad de los hombres, no en el dominio de unos sobre otros. No queremos amos y esclavos, señores y siervos."
En conclusión, el nacionalsindicalismo no tiene que dotarse necesariamente de la estructura ni de los medios –colosales- de un partido político. Porque su objetivo no es, propiamente, la toma del poder ni el reparto entre los camaradas de los nombramientos de Ministros, Subsecretarios ni Directores Generales de ente alguno.
Lo que quiere el nacionalsindicalismo es que tales nombramientos correspondan lo más aproximadamente posible al pueblo y que el pueblo obtenga todos los recursos necesarios para retirar su apoyo y remover de su puesto al político que, a su criterio, ha faltado a su obligación.
Repartir, distribuir el poder significa precisamente eso: que el poder deje de ser ejercido por unos pocos (la oligarquía de los políticos profesionales) para ser ejercido por la inmensa mayoría de los ciudadanos (democracia directa).
Por tal motivo, la “toma del poder” para un partido u organización nacionalsindicalista consistiría no en ganar unas elecciones generales sino en ganar todas las elecciones locales posibles para construir una democracia política desde abajo; es decir, desde las posiciones más próximas a la ciudadanía como son los municipios. Desde allí se promovería una reforma integral de la ley electoral vigente a fin de que los consistorios se conviertan en la base de todo el sistema político por cooptación de los cargos superiores entre los cargos electos municipales, por ejemplo.
Pero el nacionalsindicalismo aboga también por una democracia económica que debe construirse, igualmente, desde los cimientos mismos de la sociedad. La tarea se concretaría en la creación de un tejido empresarial nacionalsindicalista capaz de hacer frente a las corporaciones netamente capitalistas en su propio terreno de juego, que es el mercado.
En puridad estas serían las dos formas estrictamente nacionalsindicalistas de hacer política.