¿Por qué la Falange participó en la represión durante la guerra civil?¿Por qué se unió al bando rebelde y no permaneció neutral?¿Por qué los falangistas de vendieron miserablemente a Franco?¿Murió la Falange con José Antonio?
- Preguntas enviadas por A.
LA REPRESIÓN
“Sembrad el amor por los pueblos por donde paséis. Tratad de un modo especialmente cordial y generoso a los campesinos y a los obreros. Porque ellos son, por ser españoles y por haber sufrido, nuestros hermanos. Y me dirijo ahora a los falangistas que se cuidan de las investigaciones políticas y policiales de las ciudades y sobre todo en los pueblos: Vuestra misión ha de ser obra de depuración contra los jefes cabecillas y asesinos; pero impedid con toda energía que nadie sacie odios personales y que nadie castigue o humille a quien por hambre o desesperación haya votado a las izquierdas. Todos sabemos que en muchos pueblos había (y hay) derechistas que eran peores que los rojos. Quiero que cesen las detenciones de esa índole.
Donde las haya habido, es necesario que os convirtáis vosotros en una garantía de los injustamente perseguidos. Y allí donde os encontréis, estad resueltamente dispuestos a oponeros a procedimientos contra los humildes. La Falange ha de estar en todos los sitios con la cara alta para defenderse de sus muchos enemigos. Y no hagáis sino sembrar amor, allá por donde paséis, dando el ejemplo que merecemos”.
(Manuel Hedilla Larrey. II Jefe Nacional de Falange Española de las JONS. Discurso radiofónico de la Nochebuena de 1936).
La posición oficial de la Falange bajo el brevísimo mandato de Hedilla fue:
- Oponerse a los fusilamientos sin sumario.
- Salvar del fusilamiento a personas inocentes, como en el caso del coronel de la Guardia Civil Villena.
- Evitar los «traslados» de presos, que solían ser la excusa perfecta para que los represores dieran salida a sus instintos homicidas.
- Destitución de mandos y dirigentes falangistas que hubieran tomado parte en algún episodio represivo, como en el caso del Jefe Provincial de Navarra apellidado Moreno.
- Intervención directa de Hedilla para impedir fusilamientos, como en el caso de Llano de Estepar, o para auxiliar al ex ministro republicano Filiberto Villalobos.
Y así debería haber sido durante aquella guerra y la larga posguerra que le siguió.
Pero el propio Hedilla sería represaliado por Franco. Condenado a muerte en 1937, se le conmutó la pena y fue encarcelado y confinado durante diez años. A partir de este momento la auténtica Falange deja de existir, el mando pasa a manos del Ejército y ninguna responsabilidad cabe atribuir (en justicia) a sus antiguos jefes respecto a las atrocidades perpetradas por gentes que, por gusto a la moda, vestían una camisa azul.
Especial mención debe hacerse, también, a los intentos de notables falangistas de la primera hora por salvar la vida de Federico García Lorca, en el caso de los hermanos Rosales, o de Miguel Hernández, en el caso de Rafael Sánchez-Mazas.
UNA NEUTRALIDAD IMPOSIBLE.
Los falangistas coincidimos con esa amplia corriente historiográfica que relaciona los acontecimientos habidos en la España republicana desde 1934 con los preparativos de un golpe revolucionario comunista. Bajo ningún concepto la Falange podría haber permanecido impasible ante la amenaza de ver convertida nuestra Patria en un satélite de la URSS. Entendemos que los 100 millones de muertos que, como mínimo, se imputan directamente a la ideología comunista a lo largo de su historia nos exonera de la decisión de haber elegido bando. Cuando, además, ya no quedaba otro remedio que hacerlo y cuando ya nuestros enemigos comunistas lo habían hecho por nosotros.
EL FRANQUISMO
No toda la Falange se vendió a Franco. Algunas personalidades de enorme importancia dentro del contexto azul se negaron a hacerlo o no tardaron en darle la espalda al régimen instaurado en España con la coreografía de nuestras camisas azules. Los falangistas fusilados, encarcelados, perseguidos o condenados al ostracismo social son buena prueba de ello. Incluso sectores completos de la pseudo-falange franquista, como el Frente de Juventudes o las Falanges Universitarias, más tarde, mantendrían siempre vivo el recuerdo de la usurpación.
Y una clave final: la Falange opositora a Franco se conoció siempre como Falange Auténtica.
MUERTE DE LA FALANGE.
Nosotros pensamos que la permanencia de las siglas (y del concepto) de la Falange Auténtica resulta un indicio suficiente para defender que el nacionalsindicalismo sobrevivió efectivamente al asesinato de José Antonio Primo de Rivera.