Trece años construyendo una alternativa falangista diferente, comprometida con nuestro tiempo, con un discurso que mira hacia el futuro, denunciando en el presente los abusos y las tropelías de un sistema y una casta política, la actual, que continúa secuestrando lo que las formaciones revolucionarias han defendido siempre, la justicia social, la unidad y la soberanía, soporte necesario para garantizar y defender la igualdad y la integridad de las personas.
Este pasado 7 de noviembre, en Alicante y desde los salones del hotel Maya, Falange Auténtica renovaba su compromiso con la sociedad civil, continuando una trayectoria que marca la diferencia con esa otra Falange que todavía hoy vive en constante secuestro y manipulación de propios y extraños.
En un ambiente distendido, acompañados por amigos y camaradas de toda España, los falangistas que tomaron la palabra pusieron en común las ideas fuerzas y la razón de ser de FA: la justicia social, parte imprescindible de un proyecto común, el de la patria, que garantice la libertad y la dignidad de las personas; la aceptación de la defensa de la legalidad democrática como único marco posible para la promoción del ideario revolucionario y republicano que predica; el rechazo a la calumnia, la manipulación y la demagogia como instrumento válido para la acción política; el desprecio a cualquier forma de violencia; la oposición frontal y absoluta al modelo económico, social y cultural capitalista, por su menosprecio por la dignidad y la libertad de las personas, de los pueblos, de la naturaleza y el ecosistema; así como el rechazo a cualquier forma de discriminación de los hombres por motivos de raza, creencia, cultura o credos políticos.
Como no podía ser de otra manera, en estos momentos en los que la unidad de España está en juego, los falangistas hacían oír su voz, una vez más, exigiendo la aplicación de la ley y abogando por la irrenunciable unidad de la patria. Denunciaron 40 años de despropósitos en los que la partitocracia formada por PP Y PSOE se han jugado la integridad de la nación, que debía de haber constituido la garantía de igualdad y derechos de todos los españoles, por un puñado de votos, convirtiendo la Administración Pública en una ciénaga de corrupción y respondiendo con total impunidad y dejación de funciones a las amenazas de los del 3 por ciento.
La patria se hereda, se construye, se defiende y se delega a las nuevas generaciones.