<Borja Manrique>
Pocos se acuerdan hoy de aquel día primaveral. Fue un 14 de Abril cuando una España atrasada como nunca, con su hambre de siglos y las alegrias imperiales marchitas en Cuba y Filipinas, se echaba a la calle en fervores paganos y primaverales. La alegria del 14 de Abril fue el canto primaveral de un regimen que luego resultó tortuoso hasta el desencanto y la sangre.No quisimos entendernos, o quizá no estabamos preparados.
Nos estabamos preparados para asumir nuestro propio destino como pueblo penetrado por una domocracia sin caciques y sin falsedades.
De 1931 a la España de hoy ha llovido mucho, pero hoy es una Corona moderna y eficaz la que arbitra un sistema de vida democratico, deficiente sin duda, aunque es el que nos ha proporcionado uno de los mayores periodos de estabilidad sin imposiciones ni pronunciamientos militares. Los dos principales partidos políticos alternan en el poder sin demasiados sobresaltos y el Ejercito se está ganando a pulso una nota altisima entre las instituciones del Estado.
La vieja aspiración republicana, sin embargo, sigue siendo un reclamo poderoso para muchos sectores de la población que no por ello dejan de respetar la figura del actual monarca. Aquella bandera de 1931, que incorporaba el color castellano al rojo y amarillo catalanoaragonés, es el símbolo más presente en las manifestaciones populares. Es una bandera oficiosamente nacional con la que se identifican los sectores populares de España, ligados a la tradición socialista y de izquierdas. En la última victoria electoral del PSOE había muchas banderolas del partido, y alguna de la II República.
Aquel regimen fue una alegria frustrada, en el que se intentó una democracia adulta en un país coronado por la miseria. Ecuación imposible.
Fracasó ell intento de incorporar el entusiasmo del pueblo español a  un gran proyecto nacional. Hoy, cuando tanto hemos avanzado, y tantas miserias espirituales y materiales quedaron atrás,muchos trabajadores siguen sin reconocerse como parte integrante de una bandera aceptada por todos. La gran asignatura pendiente.

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