La materia u objeto de la política es el poder.
Genéricamente, el poder se define como la capacidad de obrar, como la capacidad de producir efectos.
En términos sociales el poder se identifica con la capacidad del hombre para determinar la conducta de otros hombres. En consecuencia la política se refiere, prima facie, a las relaciones entre dos ámbitos de la realidad social que son los de la autoridad y los de la obediencia.
Apenas delineadas estas primeras definiciones básicas ya aparece una propuesta política (es decir, una reflexión sobre el poder y su naturaleza) que consiste, precisamente, en cuestionar esa relación de poder. Se trata del anarquismo que, sin negar la evidencia del poder del hombre sobre el hombre, propone anularlo mediante un sistema de organización social acrática.