Los asesinos de ETA han vuelto a matar, no por ser algo habitual en ellos deja de producirnos la misma sensación de rabia y asco que nos provocan siempre con sus palabras y hechos criminales.
Esta vez le ha tocado a un empresario, al que han asesinado cobardemente porque su empresa, de la que comían más de trescientas familias, trabajaba para llevar la alta velocidad ferroviaria al País Vasco mejorando con ello sus comunicaciones con el resto de España, algo que no encaja en los esquemas del nacionalismo totalitario.