Pregúntate como ciudadano cuántas veces has salido a la calle de la mano del propio Poder por cosas que, siendo importantes, lo son menos que los derechos sociales fundamentales que están en precario, y algunos de ellos con una precariedad creciente. Y es que el poder político trata tapar las realidades de verdadera injusticia y precariedad con esas modernas banderas de igualdades menores, desatendiendo las mayores, más vitales y que afectan a la  inmensa mayoría de nuestra población:

1) DEPENDENCIA.  Cada 11 minutos muere un dependiente con el grado aprobado y sin haber recibido su ayuda. Además de que esa prestación es insuficiente para los que la pueden disfrutar, mientras las administraciones  gastan en lo BONITO Y LO LÚDICO MÁS QUE EN LO NECESARIO.

2) SANIDAD. Ya nos hemos acostumbrado a que el médico de cabecera, cuando lo necesitas, no te puede atender hasta varios días o semanas después de pedir la cita y esto cada vez va a peor. De las listas de espera para pruebas de diagnóstico y para operaciones o rehabilitación, ni hablamos. Por no recordar que si hoy podemos ser tratados de cáncer con tecnología punta de precisión, que es mucho más efectiva y menos invasora, se debe no la diligencia de los POLÍTICOS DE TODOS LOS COLORES, sino a la generosidad y el patriotismo de un empresario que donó esas máquinas de última generación al Sistema sanitario nacional.

3) VIVIENDA. En los años 60 y 70 del siglo pasado, una familia con un solo salario podía comprarse una vivienda a pagar en 10, 12 o 15 años y, si no, la podía alquilar. La realidad hoy se resume en la  imposibilidad  para la mayoría de los trabajadores de poder alquilar un piso y muchos tienen que alquilar una habitación en un piso compartido.

En España cuando éramos más pobres y se pagaban pocos impuestos, se llegaron a construir 4 millones de viviendas en 15 años,  casas sociales a pagar en 10, 12 o 15 años. Llevamos casi 40 años sin un plan similar que impida el encarecimiento desmedido de la vivienda y los ayuntamientos hacen negocio especulando con el suelo y los impuestos. La presión tributaria ha aumentado, pero ha sido en beneficio de los partidos políticos como agencias de colocación, porque de la vivienda se han olvidado todos.

4) MUERTE DIGNA. En España fallecen unas 40.000 personas al año sin el tratamiento adecuado contra el dolor. Mientras tratan tapar esta situación, nos deslumbran con el derecho a la eutanasia en lugar de  solucionar antes las carencias de medios materiales, técnicos y humanos para una muerte digna sin dolor.

5) FONDO DE GARANTÍA SALARIAL. Cuando un trabajador es despedido y la empresa no le paga la indemnización y/o el salario, tiene que esperar un año o año y medio para cobrar. Es en ese momento del despido e impago, cuando necesita urgente que reaccione la Administración y poder cobrar. Pero esto, como lo demás, parece que no le importa a nadie, ni siquiera a los que pueden ser los futuros sufridores de esas injusticias. Una pena.

Estas son sólo unas muestras de la degradación y las precariedades crecientes en los derechos que vertebran la vida y la dignidad de los españoles. Mientras, llevamos tiempo viendo el aumento desmedido de puestos de trabajo asociados a la política y el gasto público en cosas muchísimo menos importantes pero que sirven para engañar, adocenar y apesebrar a un pueblo reducido a electorado, cada día con menor formación y mayores necesidades, que lo alejan del análisis político y de ser crítico con la forma de gastar sus impuestos.

 

Juan Francisco González Tejada