Dicen que España no se rompe. No, España ya está rota. La han roto Izquierdas y Derechas con sus ambiciones y falta de patriotismo, el perverso instrumento de organizar el Estado de las autonomías no para beneficio del Estado del bienestar y por lo tanto de las personas y sus necesidades, sino en favor de los partidos políticos y sus perversos intereses particulares.

Hoy los extremeños no son iguales en derechos a los vascos, por ejemplo. Y lo que buscan los separatistas catalanes es tener los mismos privilegios que aquellos frente al resto de los españoles. Los privilegios de los separatistas, son nuestras desigualdades.

Y para los que pensamos que una nación es algo más que una comunidad de historia, de cultura, de geografía sino que, además, una hermandad nacional, sentimos mucho dolor y pena al ver que nos han roto esa patria nuestra y lo han hecho a través del odio y la división social que han sembrado, de tal manera que incluso los perjudicados por esa creciente desigualdad, de forma incomprensible, la aplauden.

Recuerden los jóvenes y los no tan jóvenes trabajadores españoles, y también los obreros y pequeños empresarios de los sectores más débiles de nuestra economía y de la España rural, que hay una integridad nacional que no van defender ni el Rey ni las Fuerzas Armadas. Es la integridad del disfrute de los derechos sociales en igualdad por todos y cada uno de los españoles. El proceso de involución política no sólo afecta a la democracia sino también al bienestar en igualdad de todos los españoles.

España se lleva fracturando desde hace mucho pero ahora el hachazo es casi definitivo. Se está rompiendo primero por culpa de esos privilegios de los que gozan los residentes en las regiones gobernadas por las castas separatistas, en detrimento de todos los demás españoles. Perpetuarán la desigualdad sin que se muevan ni el Rey ni nadie. Y no se van a mover porque los caciques separatistas viven muy bien y lo hacen a costa de todos nosotros, cosa que no podrían hacer de llevarse a cabo esa independencia por la que tanto cacarean. Y, además, para ello tendrían que enfrentarse al Ejército y al Rey  que son los garantes de la unidad e integridad territorial de nuestro país, pero por desgracia para nada lo son de esos preceptos sociales que se introdujeron en la Constitución del 78 y que también debieran garantizar la integridad social de la Patria española.

Juan Fco González Tejada