José Manuel Cansino

Entrados en el segundo mes del año en el que se ha de conmemorar el centenario del nacimiento de José Antonio observamos con preocupación cómo el programa máximo de la Plataforma 2003 (P2003) se revisa a la baja.

Yo mismo formo parte de un Consejo de Expertos que nunca ha sido convocado ni se me ha encomendado tarea alguna y eso que por aquello de Mahoma y la montaña, en su momento me dirigí a la Secretaría General en demanda de las oportunas instrucciones.

Creo que el Centenario está siendo víctima de las precauciones con las que unos y otros abordamos la conmemoración. Sorprende, por ejemplo, que una de las pocas cosas claras que tenía claras la P2003 desde su nacimiento era su fecha de defunción.

Tuve ocasión de asistir a la Asamblea Constituyente de la P2003. Los que como yo asistieron pueden aseverar lo que digo. Por ejemplo, se dijo desde la Mesa que entre la relación de aspectos de la vida de José Antonio que deberían tratarse estaban el de abogado, ateneista, caballero de Santiago... omitiéndose su perfil político ante el estupor de gran parte de los asistentes que inmediatamente tomaron la palabra para paliar tamaña omisión.

Otra intervención posterior -esta vez desde el auditorio- trataba de garantizar que lo que se hiciese no tuviera nada que ver con "las diferentes falanges" habida cuenta del espectáculo tan lamentable que ofrecían. Naturalmente esta intervención obviaba dos hechos importantes. El primero de ellos era el de las batallas intestinas de la derecha política nada incruentas -por cierto- pero a la que aplicaba el orador un arbitrario eximente misericorde. El segundo era pasar por alto que el auditorio se componía en buena medida de militantes falangistas que naturalmente tomaron esta intervención como una ofensa gratuita e inoportuna.

Estas precauciones planteadas por los que venían de vuelta de las prebendas del franquismo (o puede que de la amable oposición azul), chocaron con las precauciones de la juventud falangista preocupada ante el riesgo de que el centenario basculase sobre una lectura servil y despolitizada de José Antonio.

Para vencer estas últimas reticencias me constan de forma directa los esfuerzos de la Secretaría General de la P2003. Así, en las ediciones V y VI de la Universidad de Verano de la Fundación José Antonio (correspondientes a los años 2001 y 2002), la P2003 aportó su patrocinio económico y las intervenciones de su Secretario General, Jaime Suárez, fueron cálidamente acogidas por la joven concurrencia. El impacto sobre las adhesiones fue, sin embargo, muy reducido y ello a pesar del atractivo de la cuota especial de 12 euros pensada, entre otros, para los colectivos más jóvenes.

Con todas estas precauciones hemos llegado a 2003 revisando a la baja y de manera pragmática el programa inicial de la P2003.

De este programa revisado resulta de especial interés el Congreso Nacional del mes de junio. En el verano de 2001 propuse a Jaime Suárez dotar económicamente unas becas de estudio para financiar los trabajos de investigación que algunos -de manera heróica- estaban realizando de cara a sus tesis doctorales. La propuesta -a diferencia de otras que corrieron mejor suerte- no tuvo acogida. La idea era que quien recibiese una beca de la P2003 se comprometiese a exponer los resultados de su investigación en el Congreso Nacional de 2003 pues trabajos de esta naturaleza no pueden ni deben ser fruto de una tarea acelerada. Debe tenerse en cuenta que estudiar hoy día a José Antonio en la Universidad española es una tarea extraordinariamente arriesgada principalmente para el investigador que procure serlo de manera objetiva. La primera dificultad probablemente sea encontrar un director de tesis que permita iniciar y desarrollar la investigación sin prejuicios.

En mi opinión el mundo azul debe hacer un esfuerzo de pragmatismo y de generosidad. Ambos comportamientos deben permitir apoyar y participar activamente el Congreso Nacional organizado por la P2003. El mejor aliado de una tesis es el rigor que la fundamenta, por tanto, es ese el momento de colaborar en una irrepetible obra colectiva (las actas serán editadas) sin censuras ni juicios previos pero con rigor científico y valentía. Será una buena herramienta para los que en 2004 -fenecida ya la P2003-sigamos defendiendo el legado de José Antonio si la Providencia no dispone otra cosa.

De no ser así, si el centenario acaba siendo víctima de las precauciones de unos y otros, acabaremos celebrando en nacimiento de José Antonio en nuestra casa o en la de algún correligionario brindado con cava o con "kalimocho" en función del presupuesto.