Javier Méndez

La prematuramente llamada Ley de Calidad Educativa que presenta el Gobierno Aznar como contrarreforma a una LOGSE que tras muchos años no parece haber logrado apoyos suficientes, aparece cuando...

  • Existe una percepción generalizada (profesionales, padres/madres y alumn@s) de degradación en la calidad de la enseñanza pública. Esa misma percepción no parece estar afectando a la enseñanza privada.

 

  • Los indicadores de diferentes análisis realizados a nivel europeo dejan bastante malparado al sistema educativo español en lo concerniente a dominio de recursos por parte de nuestros alumn@s.

Intentaré analizar, a lo largo de varias entregas, algunas de las cuestiones que se encuentran en el fondo de un debate ante el que cualquier comunidad política debería fijar posiciones.

ENSEÑANZA PÚBLICA vs. ENSEÑANZA PRIVADA

Un documento elaborado por FERE -una de las patronales de la enseñanza privada en España- plantea: "Son los padres, no los poderes públicos, los que deben elegir el tipo de educación y el centro que desean para sus hijos. Argumentos liberales para una nación y un continente que se distancian cada día más de los modelos que veían en el Estado al garante de la redistribución social en favor del becerro de oro norteamericano que se pavonea de pleno empleo

El argumento es falaz, pues no se trata de que ciudadan@s iguales puedan elegir escuela para sus hij@s. Se trata de que las clases medias y altas sigan (o hipócritamente sigamos) eligiendo para nuestros hij@s la escuela privada en busca de la comodidad que supone el convivir con los que de verdad, en un mundo burgués, consideramos nuestros iguales (los que tienen, al menos, tanto como nosotros). Pero esta vez eso sí, a costa de los Presupuestos Generales del Estado.

Hay razones para pensar que (salvando excepciones) la enseñanza pública es mejor que la privada: sus profesor@s han sido sometidos a criterios objetivos de selección, están mejor pagados, cuentan con mejores medios (ratios, infraestructura, carga horaria, etc...) y reciben más y mejor formación.

Sin embargo sus resultados están siendo peores, en muchos casos, que los de la privada. ¿Contradicción? En absoluto. La escuela pública lleva años sufriendo la sangría de perder a los alumn@s procedentes de las clases medias y la sobrecarga de acoger casi siempre de buena gana- a todos aquellos alumn@s que en el anterior sistema eran fracasados (o simplemente excedentes por sus polideficiencias académicas y sociales) y engrosaban las listas del paro, la marginalidad y en muchas ocasiones la delincuencia.

La enseñanza pública está atendiendo sistemática (y exclusivamente en muchos casos) a los grandes quemados de esta sociedad mientras la escuela privada cura (con tiritas y betadine) a quienes apenas tienen unos rasguños o gozan de excelente salud cuando entran por sus puertas. Así es fácil acusar a unos de fracaso y a otros de éxito.

El clima de trabajo en los centros públicos que atienden a los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad es difícil y los problemas a solventar, con frecuencia inabarcables. Pese a ello, las iniciativas de innovación y renovación pedagógica siguen surgiendo fundamentalmente de un aparato público que sabe enseñar pero al que estamos exigiendo soluciones para problemas sociales, no didácticos.

Mientras tanto, se deriva dinero público a Centros donde existe una selectividad œde hecho que se manifiesta de diversas maneras:

  1. El concierto económico no afecta a la enseñanza infantil (de 3-6 años) con lo que el centro selecciona sus alumn@s de forma discrecional (renta, barrio de procedencia, etc...). Así, cuando llegan a la etapa de Primaria (ya concertada) estos alumn@s tienen preferencia frente a los chic@s que estaban fuera del centro porque no podían pagar las elevadas cuotas mensuales (mínimo 140$) de los tres primeros años y estos últimos no obtienen plaza.
  2. Si una vez dentro el chic@ no se ajusta a los patrones de trabajo del centro en rendimiento escolar o convivencia es invitado a abandonarlo.
  3. Los centros son absolutamente refractarios a acoger a alumn@s expedientados en otros centros y de recibirlos, los rebotan mediante expedientes a un tercero.
  4. Existe un acusado control por parte de la patronal sobre la representatividad efectiva de padres/madres, alumn@s y profesor@s en los consejos escolares.
  5. Muy escasa presencia sindical.

El gobierno conservador insiste en la vieja fórmula de reclamar "derecho a la libre elección y quiere ampliar los conciertos económicos a la enseñaza privada. Obvian, claro, que esta libertad de elección sólo está al alcance de quien pueda pagarla ya que el legislador no garantiza criterios de acceso transparentes y no discriminatorios.

La enseñanza privada concertada es un fraude a la sociedad española. Fraude por el que se están financiando con fondos públicos unos servicios privados inaccesibles en la práctica para muchos padres y madres que, curso tras curso, intentan matricular a sus hij@s en colegios concertados que les deniegan la plaza.

Sin embargo, la patronal de la enseñanza privada -ha de presuponérseles oficio- utiliza muy didácticamente los números. Dice que la enseñanza concertada escolariza al 22,09% de la población escolar del Estado y al 22,03% de la población inmigrante existente en el Estado, y seguiremos dedicados a este asunto para lograr una integración de calidad. Claro que olvidan comentar a qué 22,03% de nuestros inmigrantes integra. Porque no es lo mismo ser alemán que senegalés. Ni hij@ del embajador senegalés en Madrid que de un vendedor ambulante de cinturones. Y unos, los que no tienen problemas de integración (y recordemos que el kilo de integración se vende a 6.000 €) van a la escuela concertada a mejorar con su presencia las clases de idiomas extranjeros y otros, los que viven en la Calle Marginación, van a la escuela pública a manifestar en forma de conflictos interculturales sus desgracias cotidianas.

De lo que no debemos tener dudas es que gracias al marco que les proporcionó el PSOE con su binomio LODE-LOGSE y al entusiasta refuerzo liberal del PP, la patronal de la enseñanza privada podrá continuar con su muy cínica actitud de (textualmente): "seguir dedicados a este asunto para lograr una integración de calidad. Y llegados a este punto, como decía mi maestro: por favor, defina calidad.

La defensa de la Justicia y la igualdad de oportunidades para todos los español@s pasa ineludiblemente por una educación pública y de calidad que permita a cualquier persona superar las carencias que le imponga una sociedad estructural e injustamente desigual. Cualquier otra opción ya es conocida: Tanto tienes, tanto vales. Y eso, no es de recibo.