Actualidad

Conoce la actualidad de Falange Auténtica


Miguel Ángel Loma

Primero fue el ministro de Defensa, don Federico Trillo, conocido cariñosamente como el minisTrillo, quien sentó cátedra cuasipapal declarando que como católico no tenía ningún problema de conciencia para no seguir las indicaciones del Papa contra la guerra, porque "las materias sociales no son de fe" y por tanto "no hay obligación" de seguir al Papa en esta minucia moral. Posteriormente ha sido su jefe, don José María Aznar, declarando en ABC que "La paz, como ha recordado el Papa, debe basarse en el respeto a las resoluciones de la ONU", palabras que así enunciadas, y salvo que se las haya dicho el propio Papa en una audiencia privada, no he visto recogidas en ningún lugar. Como existe un creciente distanciamiento entre el PP y el electorado católico más comprometido con su fe, los populares se ven llamados a convertirse en exégetas papales para tranquilizar las conciencias de aquellos que aún son capaces de generar escrúpulos frente a la política del señor Aznar. Si hay que interpretar al Papa, se le interpreta, faltaría más, ¿quién dijo miedo? En cualquier caso, lo que sí ha dicho el Papa públicamente es que "La paz se basa en la justicia, el amor, la libertad y la verdad" (26-12-2002), y que la llamada "guerra preventiva" no tiene justificación alguna.

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El pasado sábado 22 de febrero, la localidad de Vélez-Málaga, acogió la reunión de Falange Auténtica de esta provincia andaluza. A dicha reunión en la que se estrenó como coordinador regional para Andalucía el cordobés Fernando Lara, asistieron, además de dos miembros de la Ejecutiva Nacional de Falange Auténtica, falangistas de las localidades de Málaga, Ardales y la propia Vélez-Málaga.

El orden del día incluyó la presentación de las campañas que actualmente desarrolla Falange Auténtica, la de rechazo a la guerra en Irak y la de conmemoración del centenario del nacimiento de José Antonio Primo de Rivera, así como una explicación sobre lo acontecido en la organización desde la celebración del Congreso Constituyente.

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Rafael Bernardo

Son muchas la veces en las que conversaciones o hechos, en apariencia triviales, nos conmueven y nos hacen estremecer hasta lo más profundo de nosotros, recordándonos lo mucho que el pueblo español lleva en su subconsciente colectivo, y lo difícil que es olvidar en el baúl de los recuerdos determinadas posturas ante la vida, que la rutina diaria y un sistema marchito no consiguen apagar. Sin duda alguna, no creo que olvide fácilmente la experiencia, curiosa, emotiva, y hasta graciosa, en la que me vi inmerso no hace mucho, y por la que pude darme cuenta de hasta donde ha calado la figura de José Antonio Primo de Ribera. Como todas las mañanas, y después de haber "colocado algunos adhesivos del Centenario, me tomé diez minutos de mi trabajo en el negocio familiar, para ir a comprar el desayuno en el pequeño comercio que hay en el singular barrio cordobés de Santa Marina. Justo antes de irme, y en el mismo momento de pagar, observo como dos asiduos clientes del comercio, vecinos de la parte más modesta del barrio, y honrados ciudadanos de a pie, comentan acaloradamente la situación actual, tanto del barrio en particular, como de Córdoba y España en general. La conversación no pasaría de ser otra más para mí, si no fuese por que en un momento dado, y dados los muchos comentarios que uno de mis paisanos tenía sobre los temas en cuestión, el otro, aludió para exasperación de su interlocutor, lo realmente bien encaminado que iba y lo bien que le iría al P.S.O.E. si todos pensaran como él, a lo cual, y reprimiendo palabras mayores, este respondió que quien puñetas le había dicho que el fuera socialista,yo soy joseantoniano. No es de extrañar que como simpatizante del Falangismo Español, dichas palabras me produjera un lógico regocijo, pero lo bueno estaba por llegar. Nada más pronunciar tan loable alegato se pudo escuchar detrás mía a otra vecina del barrio, aunque eso sí, del la parte más acomodada, y siendo esta señora "comunista de toda la vida. La mujer en cuestión, que supuestamente tenía la suficiente confianza como para contestar a quien es vecino suyo desde hace muchos años, exclamó "menudos íbamos a estar si ese estuviese vivo. La respuesta a esta afirmación gratuita y despreciativa del personaje en cuestión, tuvo como modesta, aunque dignísima contestación las siguientes palabras que resumo: "Posiblemente, si José Antonio viviese, tú no te pegarías la vida que te pegas como funcionaria del ayuntamiento comunista, pero por lo menos sabrías lo que es un buen español. Tú qué sabrás de José Antonio. Tú habla de la prensa del corazón que seguramente te la tendrás mejor estudiada que la vida de José Antonio. Omito el resto de la conversación para no alargarme, y evitar de paso, recordar ciertas palabras salidas de la boca de quien en ese momento parecía poseída por el mismísimo demonio.

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Javier Méndez

 

Cuando pintan bastos, y parece que en esas estamos con esto de Irak, no queda otro remedio que llamar a las cosas por su nombre.

No acabo de entender a qué tanta vaselina. Cuando los hechos desmienten tozudamente a esos que insisten en que no representa un peligro para la humanidad, debemos ser más claros, más contundentes con tanto pusilánime.

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Julio Fraile

Este lema fue la primera proclama imperialista de los Estados Unidos de América. Con él comenzó un siglo de guerra orientadas a la consecución de un solo objetivo: el de ampliar su dominio, ya sea directa o indirectamente, fuera de sus fronteras.

Con este grito unánime el Congreso de los Estados Unidos declaró la guerra a España el 23 de Abril de 1898 con la única decisión de acabar definitivamente con la presencia española en América. Esta guerra, que duró 112 días, significaría el fin del imperio español y el comienzo del imperialismo americano.

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