Los últimos coletazos de la denominada "Operación Gürtel ponen de manifiesto que el asunto no está cerrado tal y como desearía el Partido Popular, que tiene en la picota por ello a algunos de sus miembros destacados.

El hecho de que la madeja principal del Gürtel se haya tejido en la comunidades madrileña y valenciana, deja claro, una vez más, que las autonomías se han convertido en auténticos reinos de taifas donde los partidos que allí gobiernan obran a su antojo, al considerar que están por encima de la ley ya que para eso se legitiman en las urnas.

Esta forma perversa de entender la democracia es el santo y seña de gran parte de la clase política y está forzando la degradación de muchas instituciones con la consiguiente pérdida de confianza y desamparo de los ciudadanos.

 

 

No es esta la primera  trama organizada para procurar financiación ilegal a un partido político mayoritario. Desgraciadamente hemos tenido otras que han afectado al PSOE (caso FILESA), al PP (caso Naseiro)  y también a partidos nacionalistas cuando detentaban el poder en sus ámbitos territoriales. La práctica de dobles contabilidades, de aceptar "regalos de empresarios que luego eran beneficiados con adjudicaciones de contratos no transparentes con las administraciones públicas o las condonaciones de deudas a partidos por entidades bancarias que previamente habían financiado sus campañas electorales, constituyen una serie de prácticas delictivas que la mayoría de veces han permanecido ocultas a la opinión pública e impunes jurídicamente.

 

Deberíamos reflexionar hasta qué punto la democracia se ha degradado en España, porque las formaciones políticas mayoritarias han ocupado todos los espacios de participación pública a través de los cuales los ciudadanos podíamos expresarnos  Tan grave es la situación que la Democracia ha degenerado en partitocracia y, en consecuencia, el ya de por sí  injusto sistema de financiación de los partidos por el erario público ni siquiera es suficiente para mantener a esas superestructuras burocráticas.

FALANGE AUTÉNTICA ha denunciado  siempre la manipulación que la clase política hace de nuestro sistema de representación. Por ello abogamos porque los partidos, los sindicatos y las asociaciones empresariales se financien exclusivamente con las aportaciones que hacen sus afiliados, como hacemos nosotros, y que sean fiscalizados por del Tribunal de Cuentas para garantizar la transparencia y el imperio de la Ley.

 

Especialmente ahora que estamos atravesando por una dura recesión económica que afecta a muchísimos compatriotas, los falangistas de FA consideramos necesario que  se dedique el gasto público a fines de verdadera utilidad social y se dejen de malversar los dineros de todos para financiar los chiringuitos de una casta de privilegiados.

 

Cobalto


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